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sábado, 2 de septiembre de 2017

61 - Grecia. Desde otro ángulo.

Del 29 de Julio al 02 de Agosto, 2017

Cuando Malén planteó que sería buena idea visitar Grecia en verano, ya que ella había estado allí en dos oportunidades anteriores, varios años atrás, en un principio me imaginé que nos íbamos a mover desde nuestra casa en Mallorca hacia otro sitio en esencia muy parecido: calas preciosas, mar cristalino y turistas, muchos turistas. De todas maneras yo no conocía el país y no quería juzgar por adelantado, así que prejuicios afuera y... ¡adelante!

Para este viaje dejamos nuestra furgo aparcada y compramos billetes aéreos. Con la ida y la vuelta resuelta, y luego de bastantes cambios de planes, organizamos una posible ruta por el norte continental del país, empezando y terminando nuestro recorrido en la ciudad de Tesalónica, aunque teníamos los vuelos hacia y desde Atenas.

 El 29 de Julio, el día álgido de la "operación salida" de verano, partimos desde Mallorca con escala en Barcelona. Nos sorprendió que habiendo tantos pasajeros en los aeropuertos todo fue sencillo, ágil y rápido. El vuelo llegó a Atenas puntual a las 1:00 de la madrugada. Habíamos reservado una habitación en Apartamentos Tina, un alojamiento cercano al aeropuerto que tenía servicio de traslado 24 horas y gratuito.  La comunicación con el alojamiento fue perfecta y nos estaban esperando en el lugar convenido.

Descansamos bien, tomamos un desayuno ligero que incluía el precio del alojamiento (50€ la noche) y ellos mismos nos llevaron otra vez al aeropuerto, donde tomamos el metro hacia la estación de trenes de Larissa, para a su vez coger el tren hacia Tesalónica (69,40€).



Quizás el tren no era la opción más recomendable, son casi 8 horas de recorrido y es más caro que el avión, pero nos apetecía ver el paisaje del interior, y también nos gusta viajar por tierra. Pasamos un buen rato en la estación que está siendo renovada, y a pesar del desorden y de la poca información, fue divertido encontrar nuestros asientos. Los vagones no estaban marcados y los números de los asientos llevaban una progresión que no supimos descifrar.

A pesar de que el paisaje en ese trayecto no es muy interesante, en algunos tramos las vías van a bastante altura por laderas de montañas, cruzamos varios túneles, viaductos y zonas bonitas. 

Una vez en Tesalónica, a la que llegamos cerca de las 20:00hs, caminamos hasta el hotel Ilisia (38€ c/desayuno) donde nos instalamos y luego salimos a cenar y a dar una vuelta por la ciudad.

A la mañana siguiente nos subimos a un bus urbano hacia el aeropuerto. Allí nos encontramos con la gente de la compañía de alquiler de coches, que nos llevo hasta sus oficinas para retirar nuestro vehículo.

Nos dieron un coche bastante más viejo que lo que habíamos acordado, y no estaba en el mejor de los estados, pero tampoco nos hicimos demasiado problema, salvo por la insistencia de que contratemos el seguro completo con ellos y no a través de la compañía de internet Rentalcars, tal cual como lo habíamos hecho nosotros.

Allí mismo nos enteramos que nuestro navegador GPS con "mapas de Europa" no tenía el de Grecia, vaya error por nuestra parte. Por fortuna teníamos instalada la aplicación HERE We Go en el móvil para salir del paso que funciona con los mapas descargados sin necesidad de estar conectados a datos o internet.

Una vez en la carretera, nos dirigimos hacia Nikiti, en la península de Sithonia, la del medio de tres penínsulas que se desprenden en el Egeo, también conocidas como el Tridente de Poseidón. Nos detuvimos en la playa de Kalives a comer algo y a darnos un baño. La verdad que no era el mejor lugar para nadar, pero nos vino muy bien refrescarnos y descansar un poco ya que era muy tranquila.




En Nikiti habíamos reservado una casita típica por medio de Airbnb. El recibimiento por parte de la propietaria fue bueno y nos gustó el lugar, una construcción antigua y genuina, con sus muebles de siempre y reformada lo justo para ser habitable. Lo bueno fue que era fresca y estaba perfectamente equipada.




Como llegamos por la tarde, nos quedamos por la zona y encontramos una playa poco concurrida de aguas limpias y tranquilas, donde aparte de nadar y descansar, pudimos disfrutar del primero de varios atardeceres increíblemente bellos que tiene esa zona del mediterráneo.




Para la mañana siguiente programamos pasar el día dando una vuelta completa a la península, y pasar por algunas playas que nos habían recomendado. La carretera por el lado oeste, bordea las montañas, los paisajes son magníficos y en todo el tiempo se puede ver la península vecina de Athos y el imponente monte sagrado del mismo nombre. A esa península sólo pueden ir hombres, pidiendo permiso con antelación, reglas de los monjes que la habitan. Como opción,  se organizan tours en barcos viendo desde el mar los monasterios que hay por toda la costa.





Quizás la playa más hermosa y la más recomendada de la península de Sithonia es Kavourotrypes, a la que llegamos estresados del estado del camino de acceso y de lo complicado para conseguir un lugar para aparcar. Si bien la cala merece su fama, la cantidad de gente, la basura y  los bares con antiguos generadores diesel muy ruidosos le restan cualquier atractivo. Estuvimos un rato para darnos un baño, calmarnos y ya frescos seguimos camino hacia el sur.







Paramos luego en Sykia, un pueblo del interior con el fin de encontrar un lugar para almorzar. Dimos una vuelta al calor del mediodía, le compramos miel a una señora que tenía un pequeño puesto en la calle y nos fuimos sin encontrar más que bares donde los lugareños tomaban sus cafés.





Siguiendo la carretera, algo más al sur y en el borde de un acantilado, encontramos un restaurante, llamado Panorama, y hacía muy buen honor al nombre, ya que las vistas desde allí eran preciosas. A pesar del emplazamiento, y de que era un sitio puramente turístico, la calidad y el precio de la comida fueron muy buenos.



Ya bajando de las montañas, en Toroni encontramos una cala de aguas limpísimas y playa de piedras redondas donde nos quedamos a descansar y a pasar casi toda la tarde bajo la sombrilla que nos habían dejado en la casita, poca gente y muy tranquilo.



Por todos lados en Grecia circulan este tipo de camionetas vendiendo frutas y verduras.


La costa este de la península es más turística con playas donde alquilan hamacas y sombrillas. Ya habíamos cumplido nuestro objetivo del día y volvimos a casa.

Por la noche salimos a pasear por el paseo marítimo de Nikiti. Todo está reformado desde hace poco tiempo y asombra la calidad y variedad de oferta de restaurantes y lugares para tomar algo y disfrutar del fresco que ofrece la ciudad.



Por la mañana siguiente dejamos Nikiti y comenzamos a viajar hacia el norte. Por supuesto, antes de abandonar (por el momento) el mar, nos bajamos a una playa a darnos el último chapuzón.

Rodeamos Tesalónica por la circunvalación y al mediodía llegamos a Pella, pueblo donde nació Alejandro Magno, ciudad capital por un tiempo de la región de Macedonia y donde se conservan restos de la antigua ciudad y unos mosaicos con motivos mitológicos muy interesantes. Visitamos el museo donde tienen multitud de objetos de la Grecia antigua, los restos de la ciudad y las cámaras mortuorias. Aprovechamos y comimos en una taberna muy del lugar donde prácticamente nos tuvimos que comunicar con señas, pero con buena comida, precios irrisorios y la característica amabilidad de los griegos.

















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