Aún no podíamos creer que hubiésemos dormido en ese punto, con ese paisaje y ese fiordo a cientos de metros en picada por debajo de nosotros. Compartimos el espacio holgadamente con otros viajeros que estaban tan entusiasmados como nosotros y con los cuales hicimos una efímera amistad. Cosas de la cultura nórdica, una pareja nos obsequió con un frasco de Nescafé descafeinado que habían comprado por error... a lo cual nosotros respondimos con una lata de cerveza española.
Abandonamos nuestro dormitorio-mirador y, ya sabiendo de antemano los horarios, llegamos a tiempo a las 9:20hs para el ferry desde Nesna a Levang (168Kr, 18,50€) que tarda unos 30 minutos, desde allí bajamos por una isla de forma alargada hasta Tjotta, por una carretera escénica bordeando una cadena de montañas bajas pero bonitas que recorren la isla de extremo a extremo. Por el camino nos detuvimos en una iglesia antigua que contaba con un mirador y un museo de diseño moderno. También encontramos un cementerio dedicado a los soldados soviéticos caídos en la segunda guerra mundial en esa zona geográfica del conflicto. El lugar estaba muy bien cuidado, con monumentos e iconografía soviética, ningún símbolo religioso y mucha paz. Nos preguntábamos si los familiares de los soldados allí enterrados alguna vez pudieron visitar sus tumbas.
Llegamos a Tjotta y aprovechamos la espera para caminar por el puerto y sentarnos a tomar un poco de sol. De allí en otro ferry cruzamos a Forvik (216Kr, 23,70€) en un trayecto con paisajes muy bonitos. Cruzamos la isla de pocos kilómetros y cogimos otro ferry más desde Andalsvagen a Horn (121Kr, 13,30€). Nuestro tercer ferry del día!
Desde allí llegamos a Bronnoysund, una ciudad muy bonita en la que entramos a la oficina de información turística y luego de encontrar un lugar no muy cómodo para cocinar nuestro almuerzo seguimos hacia Torghatten, el lugar más al sur de la isla, donde hay un camping en el cual nos queríamos duchar.
El servicio de agua estaba cortado (sí, también pasa a veces en Noruega) por lo que teníamos que esperar hasta las 18hs, hora en la que supuestamente se repondría el suministro para poder ducharnos. Muy cerca de allí comienza un sendero de una hora de recorrido hasta un lugar muy peculiar que da nombre al lugar.
Resulta que según la leyenda el troll Hestemannen estaba enamorado de la bella doncella Lekamoya, como no podía conseguirla decidió tomarla por la fuerza, ésta escapó y al ver que no la alcanzaba quiso matarla disparándole una flecha. El rey troll de Somnafjellene lanzó su sombrero al aire para detener la flecha logrando salvar a la joven. Luego el sombrero perforado fue transformado en piedra por el sol.
El resultado es una montaña con un gran hueco rectangular que la atraviesa de lado a lado. Si bien la subida es un poco empinada el lugar en sí y las vistas desde el agujero son increíbles. Esa zona de la costa está salpicada de cientos de islas e islotes pequeños y desde esa perspectiva se puede apreciar el paisaje en su máximo esplendor.
Al bajar al aparcamiento del Torghatten, en nuestra furgo, pegado al parabrisas, nos habían dejado una bolsa con una lata de cerveza y un mensaje de buenos deseos de una pareja que habíamos conocido en el camino, casualmente no eran aquellos a los que les habíamos obsequiado nosotros una cerveza. Desgraciadamente no teníamos más que los nombres y no nos volvimos a encontrar ni pudimos contactar con ellos para poder agradecerles el gesto.
Por fin había vuelto el suministro de agua al camping y por 20Kr, 2,20€ cada uno, pudimos disfrutar de una excelente ducha sin restricciones de tiempo y aprovechamos el sitio para poner un poco de orden, lavar algo de ropa y calentar agua para un buen te.
Quedaba encontrar un buen lugar para pasar la noche. Descubrimos el mejor sitio posible casi al final de un camino sin asfaltar que llevaba a unas pocas casas bastantes separadas unas de otras en un paraje que se llama Inntorget.
El lugar era magnífico, totalmente agreste, alejado un poco de todo y rodeado de vistas impresionantes en todas direcciones y, aunque se encontraba en una posición elevada, también estaba bastante protegido de los vientos. Perfecto!
Por la mañana nos despertamos temprano, el tiempo acompañaba aunque también pasaban algunas nubes oscuras, desayunamos relajadamente y salimos a hacer una excursión por la zona, buscando nuestro camino entre rocas, grietas y vegetación. Encontramos un par de cabañas relativamente cerca de donde estábamos, pero estaban tan bien integradas en el entorno que las vimos sólo cuando estuvimos a pocos metros de distancia. Recorrimos la costa y observamos a las aves marinas. Desde allí también pudimos ver la montaña perforada donde habíamos estado la tarde anterior.
Volvimos a Bronnoysund, visitamos el pueblo, nos conectamos a internet en un supermercado e hicimos compras. Luego deshicimos algo del camino y nos desviamos hacia Vennesund, donde cruzamos en ferry hasta Holm en unos 20 minutos de trayecto (131Kr 14€). Desde allí seguimos hacia el sur. El paisaje, al principio de bosques, lagos y montañas va cambiando de a poco en extensas zonas cultivables, granjas y más presencia humana. El tiempo era bueno y montamos nuestro equipo de ducha en un bosque.
Ese día se nos hizo un poco más difícil encontrar un buen lugar para pasar la noche. Sabíamos que no íbamos a superar a los lugares anteriores y, aunque nos desviamos bastante de la carretera principal, al final terminamos durmiendo en un área de descanso justo donde termina el puente llamado Skarnsundbrua, otro de los tantos puentes altísimos y gigantes a los que ya nos tenían acostumbrados los noruegos.
Estábamos ya cerca de la ciudad de Trondheim, uno de los puntos turísticos más importantes de Noruega, a la que llegamos a media mañana. Al entrar en la ciudad ya nos dimos cuenta de que estábamos en otra etapa: habíamos dejado la parte salvaje, los parajes solitarios, los pueblos pequeños y las carreteras tranquilas y ya volvíamos a las ciudades con grandes edificios, mucho tráfico y poco sitio para estacionar.
Dimos unas cuantas vueltas por el centro hasta que encontramos un lugar donde dejar nuestra furgo. Nos sorprendió la cantidad de vehículos eléctricos e híbridos que había, a tal punto que eran un porcentaje bastante alto del parque automotor.
Varias calles del centro de la ciudad estaban cerradas por una feria de comidas y platos típicos. Había muchísima gente y buen ambiente. En todos los puestos daban muestras de sus especialidades, cosa que por supuesto aprovechamos para degustar manjares variados. Había todo tipo de preparaciones con salmón, carne de reno y de alce, también postres y delicias preparadas con frutas del bosque. Por supuesto no faltaban los puestos de hamburguesas y salchichas cocidas en abundante mantequilla.
La ciudad de Trondheim es un punto turístico que tiene bien ganada su fama. Sus edificios de colores son muy bonitos, todo está muy ordenado y cuidado y es un lugar muy recomendable para visitar.
Bien pasado el mediodía, después de hacernos una buena idea de la ciudad seguimos hasta Halsanaustan donde cruzamos el ferry hasta Kanestraum (131Kr, 14,40€) y atravesamos Kristiansund, ciudad a la que visitamos brevemente.
Poco después pasado Kristiansund comienza la famosa Carretera del Atlántico (Atlanterhavsvegen), uno de los reclamos turísticos más explotado de Noruega y fomentado hace poco por publicaciones en redes sociales, que lo describían como "la carretera más peligrosa del mundo".
Esta carretera escénica es de peaje (15€). Cruzamos el puesto de pago y a unos 20kms de allí encontramos un cartel que anunciaba "playa", bajamos un camino sin asfaltar y en uno de los miles de recovecos cerrados que tiene el mar había un pequeño puesto, con mesa, barbacoa y baño. Un entorno hermoso y justo en una pequeña playa, toda para nosotros.
La marea estaba cambiando y ya era un poco tarde por lo que no nos bañamos, pero disfrutamos muchísimo del lugar y del entorno. Otra vez sorprendidos de lo bien que está todo cuidado y mantenido, el baño perfectamente limpio y con todos los elementos de limpieza y cuidado al alcance de todos, la barbacoa con leña para empezar el fuego, realmente da gusto encontrar todo así. El respeto a los demás es una de las cosas que más impactan de los países nórdicos, y aunque suele ser un tópico es bien aplicado.