Desde el 23 al 26 de Julio, 2016
Nos tomamos nuestro tiempo para prepararnos y dejar a punto la casa que Erland y familia nos había prestado en Åre. A las 10:20hs subimos a nuestra furgo y por fin le dimos la orden a nuestro navegador GPS para que nos guíe durante los casi 1500km que nos quedaban hasta Nordkapp, el punto más al norte de Europa y el destino simbólico de nuestro viaje.
A partir de aquí el paisaje se va tornando más salvaje, pocos vehículos en la carretera y bosques interminables. También comenzamos a ver muchos renos sueltos caminando tranquilamente por los arcenes y por la carretera misma, obligándonos a estar aún más atentos a la conducción.
A partir de aquí el paisaje se va tornando más salvaje, pocos vehículos en la carretera y bosques interminables. También comenzamos a ver muchos renos sueltos caminando tranquilamente por los arcenes y por la carretera misma, obligándonos a estar aún más atentos a la conducción.
Paramos en un camino que parecía abandonado para adentrarnos en un bosque y caminar un poco. Cuando decidimos regresar por la cantidad de mosquitos que nos atacaban, vimos que habíamos pasado muy cerca de un reno con una impresionante cornamenta y no lo habíamos visto. Es increíble la capacidad que tienen los animales de mimetizarse con el entorno!
Recorrimos unos pocos kilómetros por la carretera que va hacia el norte bordeando la frontera y entramos en un bosque a preparar el almuerzo. Allí mismo y aprovechando que hacía aún buen tiempo dormimos una merecida siesta.
Nos llamó la atención que aunque recorriésemos tan poco de Finlandia, pudimos reconocer muchas diferencias entre los dos países, la fisonomía de la gente, el tipo de construcciones, incluso el paisaje.
Hicimos otro stop ya bien entrada la tarde en un puesto de la carretera que bajo el reclamo de "café con donut por 0,50€", invitaba a recorrer una tienda de artesanías, regalos y mil cosas más.
Aparte del café (y el donut), nos fuimos con un par de cosas más, entre ellas una chaqueta leñadora para Pablo que le vino de perlas a partir de ese mismo día. Vimos allí mismo que vendían unos sombreros con redes que cubrían la cara, nos imaginamos que eran para protección contra los mosquitos, pero en ese momento pensamos que era algo exagerado...
A las 20hs de la interminable tarde ártica cruzamos a la región de Finnmark, en Noruega. A esas alturas la temperatura había descendido bastante y el paisaje se tornaba agreste e inhóspito, vegetación achaparrada, turberas y suelo arenoso.
Nos detuvimos en Kautokeino, una pequeña ciudad que encontramos muy parecida a las que habíamos visitado en la Patagonia chilena y argentina. Aunque era bastante tarde, pero a pleno día, recorrimos parte de la ciudad: la iglesia con su cementerio de cruces de hierro, un museo que ya hacía horas que estaba cerrado pero al que se podía recorrer exteriormente pudiendo ver réplicas de cabañas y casas construidas con madera y techo de fango con hierba de la forma tradicional y también nos detuvimos en el parking de un supermercado a conectarnos a internet.
Decidimos que nos quedaríamos a cenar y a dormir en las afueras de la ciudad. Encontramos un camino sin asfaltar que bordeaba un lago. Lo seguimos durante un par de kilómetros a pesar de que a tramos se volvía muy arenoso y corríamos el riesgo de quedarnos empantanados. Encontramos un buen lugar para aparcar y cuando abrimos la puerta de la furgo y bajamos a preparar la cena, millones de mosquitos comenzaron a rodearnos. Nos hizo recordar esas películas de terror en la que animales enfurecidos atacaban a la gente! Había tantos que sólo de hablar se nos metían por la boca. Espantados nos encerramos a decidir que haríamos y decidimos que era imposible permanecer en un lugar así. Aunque estábamos completamente agotados de tanto camino, nos hicimos nuevamente a la carretera y por suerte un poco más adelante encontramos una cantera abandonada en la que pudimos entrar y quedarnos a pasar una noche tranquila. Con mosquitos, si, pero en cantidades normales.
Después de una noche con lluvia suave golpeando el techo de nuestra furgo, nos encontramos conque la temperatura había bajado bastante y el cielo seguía gris. Nos quedaban unas cinco horas de camino hasta nuestro destino.
Rodeamos la ciudad portuaria de Alta y luego nos detuvimos a preparar el almuerzo y a caminar por una bonita zona de colinas bajas y paisajes de tundra.
Pasamos por Oldefjord y en ese punto la carretera comienza a bordear el mar como si estuviese colgada de los acantilados, alternando túneles larguísimos con puentes, calas preciosas, pequeños pueblos de pescadores y paisajes extremos.
En un momento entramos en un túnel de casi 7km. de largo para cruzar de la zona continental por debajo del mar hasta la isla de Mageroya. El relieve se vuelve montañoso y se veían manchas de nieve por las zonas más altas. También la carretera se va haciendo más angosta y la niebla cada vez más densa.
Seguíamos subiendo y la niebla seguía cubriéndolo todo. Al final y según nuestro navegador, cuando ya casi estábamos llegando, la visibilidad era prácticamente nula.
Apenas pasadas las 17hs nos encontramos con las cabinas donde se paga el acceso al parque y monumento de Norkapp. Éste se encuentra en un promontorio de 307mts. de altura a 71º de latitud norte sobre el Mar de Barents y al ser el punto más septentrional de Europa es destino de miles de viajeros que llegan en todo tipo de vehículos.
Como la entrada al parque cuesta 36€ por persona y no se veía más allá de las cabinas de cobro, descendimos y preguntamos a la encargada si conocían el pronóstico del tiempo y si la niebla seguiría así por mucho tiempo. Nos dijeron que en esas latitudes el clima no es muy predecible y que quizás por la mañana pueda limpiar un poco, pero que no prometían nada.
Como no justificábamos pagar 72€ por ver niebla, allí mismo giramos en U y emprendimos el retorno.
Teníamos pensado también hacer una caminata hasta lo que algunos llaman "el verdadero Norkapp" y que es un sendero que lleva hasta un sitio que se encuentra a unos 1500mts. aún más al norte, pero la niebla era igual en todos lados y caminar por allí podía ser peligroso con la escasa visibilidad.
Bueno, al final estuvimos a sólo 110mts de nuestro destino. Después de haber hecho más de 4500km. desde casa, no nos podíamos quejar... cosas que pasan en los viajes!
Descendimos hasta el precioso pueblo de Skarsvag que está cerca de allí, paseamos un rato y seguimos hacia el sur.
Nos paramos a dormir al costado de la carretera cerca de una cala donde Pablo probó suerte con la pesca y se estrenó pescando su primer pequeño bacalao.
Habíamos llegado hasta Nordkapp ( ...o casi), pero el viaje aún estaba comenzando...
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