Los días en Cruz Alta, el pueblo natal de Pablo, fueron de relax, familia y amigos, caminatas, helados (que en Argentina son buenísimos) y disfrute. Pablo aprovechó para encontrarse con Juan y Sergio y tocar algo de música entre charlas, risas, anécdotas y mates.El Sábado por la noche fuimos a una fiesta muy grande de doma de caballos y folklore que se realiza todos los años en el parque municipal. También visitamos a nuestro masajista, Lolo, que puso a punto nuestros músculos y tendones después de tanto viaje.
El fin de la alegría vino cuando el Martes por la mañana fuimos con Sebastián, Jorgelina y Emma a Rosario, donde hay delegaciones de Aduana, y donde nos dijeron categóricamente que era imposible nacionalizar a Furgo, de ninguna manera... A menos que Pablo demuestre que abandonaba su residencia en España para radicarse en Argentina.