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viernes, 28 de febrero de 2014

40 - Dejando la Patagonia, que aún nos regala sorpresas.


Del 3 al 7 de Febrero, 2014.

Hicimos nuestras compras en un supermercado de San Martín de los Andes y, acompañados de buen tiempo, algo que ya echábamos de menos, seguimos por la RN40. Bordeamos Zapala, donde nos paramos a almorzar al lado de la carretera y nos detuvimos en Las Lajas, un pequeño pueblo en la estepa, donde debíamos decidir si seguíamos rumbo norte o nos desviábamos más de 120km hasta Caviahue. Esta zona de la Patagonia, en el norte y casi al límite con la región de Cuyo, no es muy visitada, pensamos que porque queda en el medio y un poco a trasmano de otras dos zonas muy turísticas, la de los lagos y la de Mendoza.


 
 Preguntamos en una oficina de información del pueblo si valía la pena hacer el desvío y nos dijeron que definitivamente teníamos que ir, que nos iba a gustar. Sin pensarlo dos veces partimos hacia allí.


Hacia la cordillera ya fuimos dejando la estepa para encontrarnos con montañas bajas y extensiones de rocas volcánicas. Todo el lugar tiene algo de recóndito, como de desconocido.


Llegamos a Caviahue ya convencidos de que había valido la pena el viaje. Los paisajes son preciosos, cañones, formaciones volcánicas, araucarias (en la zona los llaman pehuenes), que son una especie de coníferas muy típicas de allí, manadas de ovejas o cabras y mil colores. 





El pueblo es muy nuevo, de estilo alpino y con la impresión de estar aún en construcción. Se encuentra a orillas del lago del mismo nombre y a espaldas del volcán Copahue, que está activo y de vez en cuando da algún gran susto. La particularidad del lago es que sus aguas son ácidas (Ph 3) y eso lo convierte en uno de los pocos del mundo con esas características. Vale también decir que Caviahue es un centro de ski que, aunque no demasiado famoso aún, cuenta con las comodidades y servicios necesarios, sumado a la naturaleza, que en estos parajes se disfruta sin la molestia del turismo de masas.



Nos paramos un rato en una pequeña plaza, en la municipalidad del pueblo, donde había conexión gratuita de internet y luego nos fuimos a dormir a una zona recreativa a orillas del lago.

 


Nos despertamos con una mañana hermosa y rodeados de un paisaje extraordinario. Después del desayuno salimos para Copahue, complejo termal que queda a 25km de ripio de Caviahue pero antes nos desviamos para ver el Salto del Agrio, una cascada sobre el río del mismo nombre. 





Lo primero que se nos ocurrió al llegar al lugar fue: "... y pensar que creíamos haberlo visto todo."
El salto que provoca el río de origen volcánico, es sencillamente maravilloso. Más allá de la altura del mismo, unos 45mts y del paisaje que lo rodea, lo increíble es el colorido que dan el agua, las rocas, los sedimentos y la vegetació que sumados al cielo azul de la zona parecen una imagen retocada hasta el hartazgo con Photoshop. Pero no, es real, y en directo.



Caminamos un rato rio arriba y abajo disfrutando de tanta hermosura. El río arrastra gran cantidad de minerales desde el volcán y forma sedimentos de color amarillo intenso en sus orillas. No dejamos de sorprendernos a cada instante de que tan poca gente visite el lugar. Por otro lado estábamos contentos de disfrutar de una maravilla sólo para nosotros.






 
Ya cerca del complejo termal de Copahue y acercándonos al volcán, se ven fumarolas y calderas de agua y barros en ebullición. Una vez en el complejo, que pertenece al gobierno de la provincia de Neuquén, nos informamos sobre los baños y tratamientos. Pasamos una rápida inspección médica y nos recomendaron un par de tratamientos, hidropunción con "agua verde" y luego un buen baño de barro en la "Laguna del Chancho" (chancho = cerdo). 


Al final pasamos toda la tarde en el complejo, las piscinas están a la intemperie, y el viento frío de la Patagonia nos visitaba como siempre, algunas terrazas en los bordes están calefaccionados, tipo suelo radiante. También hay fuentes donde sale agua a más de 70º por grifos para hacer infusiones, la llaman "Manantial del Mate", aunque hay que reconocer que debido a la altísima mineralización del agua, el color y el sabor de las infusiones son un poco extraños. En las piscinas y para los tratamientos usan mayoritariamente dos tipos de agua: sulfurosa y verde, ambas tienen muchísimos minerales, y el olor a azufre del lugar quedó impregnado en nuestra ropa incluso después de algunos lavados. 








Volvimos a dormir en Caviahue a orillas del lago y el día, que por la mañana estaba totalmente despejado y calmo se transformó en oscuro, muy oscuro y ventoso. A eso de las 22:00hs comenzó a nevar de forma leve, no llegaba a acumularse, pero siguió así hasta casi las 10:00hs de la mañana siguiente. La mañana se nos presentó helada, y si bien no había nieve donde estábamos, las montañas y el paisaje que nos rodeaba sí que había cambiado y se había cubierto de un manto blanco transformando la escena.









Antes de despedirnos de Caviahue, fuimos a hacer un pequeño circuito río arriba siguiendo un bosque de araucarias y disfrutando de cascadas y rocas basálticas con formas geométricas. Más arriba pudimos  ver una panorámica del pueblo, el lago y su entorno nevado.










Deshicimos camino hasta Las Lajas, volvimos a charlar con la encargada de la oficina de turismo que al vernos nos preguntó si nos había gustado todo, aprovechamos para almorzar y nos reincorporamos a la RN40 rumbo norte hacia Chos Malal, antigua capital de la provincia de Neuquén y donde cargamos combustible e hicimos unas compras. Seguimos disfrutando de los últimos paisajes patagónicos entre bardas y mesetas y con el espectáculo de nubes que nunca antes habíamos visto.








Ya casi al anochecer, y justo antes de cruzar el Rio Grande (luego se llama Rio Colorado), límite natural entre la Patagonia y Cuyo, nos quedamos a dormir en la plaza de un pequeño pueblo llamado Barrancas.






Siempre por la RN40 cambiamos de región y entramos a la provincia de Mendoza, famosa por sus vinos y centros de ski. Antes de llegar a Malargüe, primera ciudad de importancia que nos encontraríamos, y en un sector en que la carretera es de ripio de bastante mala calidad, pasamos por un paraje que se llama La Pasarela, y que es un río que corre dentro de un canal natural de rocas volcánicas de formas caprichosas y de una textura parecida al metal pulido. Estuvimos un buen rato caminando y explorando el lugar. 








Al mediodía llegamos a Malargüe, cargamos combustible, almorzamos y salimos hacia Las Leñas, un centro turístico invernal muy importante, famoso por sus pistas de ski. Aunque en verano  el paisaje hasta el centro vacacional es muy bonito, son alrededor de 55km por un valle que recorre un río de aguas cristalinas.






Después de visitar rápidamente el complejo volvimos parte del camino y nos detuvimos al costado de un puente, donde pasamos la noche en absoluta soledad y rodeados de un paisaje magnífico.







Por la mañana visitamos Laguna Blanca, en la RN40, esquivamos San Rafael, ciudad productora de frutas y hortalizas, aparte de buenos vinos, y a eso del mediodía decidimos que podríamos hacer un esfuerzo excepcional y llegar esa misma noche a Cruz Alta, pueblo familiar de Pablo, en la provincia de Córdoba.






Así que continuamos camino de forma contínua, atravesamos a lo ancho las provincias de Mendoza, San Luis y Córdoba y exactamente a la medianoche del Viernes 7 de febrero, después de haber conducido casi 1000km ese día, terminamos nuestro viaje por las tres Américas, y, a pesar de que aún nos restaba algo de tiempo para estar en Argentina antes de volver a casa en España, contentos y muy satisfechos de haber podido realizar todo el recorrido planeado y de haber vivido experiencias únicas e inolvidables.


2 comentarios:

  1. MUCHAS FELICITACIONES POR HABERLO LOGRADO!!!! Estamos orgulloso de ustedes y además felices de haberlos acompañado durante toda esta aventura por medio de sus excelentes relatos y de las espectaculares fotos que publicaron.
    Muchas gracias por todas las emociones que vivimos junto a ustedes y por habernos hecho conocer tanto de nuestra América!
    Los queremos muucho muuucho muuuuuuuuuucho!!!

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  2. ¡Qué genios! Mis padres siempre nos llevaron a recorrer nuestro país de vacaciones. Muchos de los recorridos que ustedes hicieron me hicieron rememorar muchos buenos momentos. ¡Muchas gracias!

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