Translate

jueves, 20 de febrero de 2014

39 - La Patagonia de los lagos.





Del 31 de Enero al 3 de Febrero, 2014.

Siguiendo la RN40, bastante transitada en esa región, pasamos por El Bolsón, ciudad que supo ser un pequeño pueblo de artesanos y un conocido paraíso hippie, pero que se ha transformado ahora, para nuestra decepción, en una ciudad sin forma y con un cierto punto de inseguridad.

Nos detuvimos allí el tiempo justo para hacer compras en el supermercado y salimos enseguida para San Carlos De Bariloche. Antes de entrar a la ciudad, pasamos por el aeropuerto donde averiguamos en aduanas qué trámites teníamos que hacer para abandonar el país sin Furgo. No nos dieron ninguna buena noticia, pero confiamos en que encontraríamos la forma de resolverlo informándonos bien y buscando recursos.



Dándole energía a Elvis!


Nos quedamos en un estacionamiento en el puerto de la ciudad, sobre el lago Nahuel Huapi que queda muy cerca del centro. Allí encontramos a una pareja de ingleses que recorrían la Patagonia en una furgoneta chilena alquilada y a los que ayudamos con nuestros cables para el arranque, ya que tenían problemas de batería. Luego nos quedamos charlando un largo rato y compartimos impresiones e información.



San Carlos de Bariloche es uno de los destinos tradicionales en Argentina, es una ciudad que comenzó su esplendor en la década del 30 debido a su localización privilegiada, el Parque Nacional Nahuel Huapi, la belleza de sus paisajes y el impulso turístico por parte del gobierno, que ayudó con la construcción de un hotel que en esa época (y hasta hace relativamente poco tiempo) era orgullo nacional. Cabe destacar que la ciudad es un gran centro de ski y que destaca por su arquitectura alpina y sus chocolates.

La parte negativa de todo este desarrollo turístico es que la zona se ha masificado demasiado y no se ha progresado en infraestructuras, priorizando cantidad a calidad. Lo que le da a la ciudad un aire de decadencia y desmejoramiento bastante lastimoso.




Decidimos quedarnos en el mismo estacionamiento público para pasar la noche, era céntrico, nos confirmaron que era seguro y parecía tranquilo. Pasada la medianoche descubrimos que de tranquilo no tenía nada. Los jóvenes de la ciudad en sus coches destartalados, pero “tuneados”, venían a beber, escuchar música, correr carreras, o simplemente hacer mucho ruido. Al principio lo toleramos pero la actividad en el estacionamiento iba in crescendo, por lo que a las 3 de la mañana decidimos marcharnos del lugar e irnos a otro sitio un poco más tranquilo. Seguimos la carretera que va hacia el parque nacional bordeando el lago y dormimos en un recodo, donde encontramos a otra furgoneta de viajeros que también había huido de la “fiesta”.



Dormimos el resto de la noche razonablemente bien y a media mañana salimos a hacer la excursión en auto que se llama “Circuito Chico”. Son unos 60km de carretera escénica bordeando lagos, visitando el Hotel Llao Llao, que mencionábamos anteriormente y ubicado en un lugar  privilegiado. También la ruta pasa por el parque nacional, por un pequeño poblado que se llama Colonia Suiza, un punto panorámico de toda la región y luego vuelve a la ciudad. Durante el recorrido fuimos parando e hicimos un par de caminatas muy interesantes por el parque nacional. El turismo masificado de la zona, como comentábamos antes, desluce un poco el disfrute de la naturaleza, gente gritando por todos lados, niños tirando palos, grafittis y rayones en árboles únicos como son los arrayanes y unos cuantos casos de vandalismo y rotura de la señalización del parque. Es una verdadera pena que determinada gente no entienda lo que es visitar un parque nacional: entrar a un santuario de naturaleza, donde el disfrute está en sumergirse en el paisaje, escuchar el sonido de los pájaros y el crujir de los viejos árboles, observar las especies de fauna y flora en estado natural, respirar los olores de flores, humedad, madera y pasto, y sentir otras tantas sensaciones  que desgraciadamente nos estamos olvidando que existen.



Cargamos combustible y seguimos bordeando el lago, ésta vez hacia la otro costa, hasta Villa La Angostura, ya en la provincia de Neuquén. Este pueblo (o pequeña ciudad) comenzó su desarrollo turístico hace relativamente poco tiempo apostando a la mayor calidad, y se nota en la coherencia de su arquitectura, su limpieza y la calidad de sus servicios. La ciudad se encuentra del otro lado del lago Nahuel Huapi, casi al frente de Bariloche, y tiene un pequeño pero importante parque nacional que está destinado a proteger un bosque de arrayanes único en el mundo y que se encuentra en una península del lago. Se llega a él caminando, en barco o en bicicleta. Nosotros nos estacionamos en la entrada del parque y pasamos la noche allí. Por la mañana queríamos recorrer parte del bosque, pero por el viento reinante los senderos estaban cerrados al público debido al peligro de caídas de ramas o árboles. Visitamos un par de playas que podrían rivalizar con las mejores del Caribe o el Mediterráneo si no fuera porque la temperatura del agua es muy fría y porque el viento reinante quitaba cualquier idea de día de playa. Nos llamó la atención la cantidad de ceniza volcánica (piedra pómez) acumulada e incluso flotando en una de las playas. Eso se debe a la erupción hace ya un  par de años de un volcán chileno.
Como no podíamos hacer mucho al aire libre nos quedamos en el pueblo, nos conectamos a internet y al mediodía salimos hacia el Camino de los Siete Lagos.





Este tramo de la RN40 une a Villa La Angostura con San Martín de los Andes pasando por paisajes preciosos cruzando o bordeando los lagos Nahuel Huapi, Espejo, Correntoso, Escondido, Villarino, Falkner, Machónico y Lácar (sí, en realidad la ruta pasa por 8 lagos...) entre grandes bosques andinos. Lamentablemente no lo disfrutamos a pleno debido a las terribles condiciones del clima que iban de mal a peor. Teníamos planeado quedarnos a dormir en una zona de acampada libre junto a uno de los lagos. Pero la lluvia había anegado todo y la visibilidad estaba reducida a unos cuantos cientos de metros así que desistimos de quedarnos allí y llegamos hasta San Martín de los Andes, otra ciudad con fuerte carácter alpino a orillas del lago Lácar y que es otro importante centro de deportes invernales de la región. 







Paseamos por la ciudad, su mercado de artesanías, y dormimos en un parque a orillas del lago. Luego del desayuno y de hacer unas compras en un supermercado, nos reincorporamos a la RN40 por la estepa y  hacia el norte preguntándonos si debíamos o no visitar la zona de Caviahue-Copahue, bien al norte de la provincia de Neuquén, una zona volcánica un poco a trasmano de los circuitos turísticos habituales, pero que Pablo tenía intriga de conocer por comentarios que había oído hace ya bastante tiempo.






4 comentarios:

  1. E S P E C T A C U L A R ! ! !
    Los quiero mucho y los extraño un montón!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias hermanita, un beso a todos, nosotros también los queremos muchos y los extrañamos!

      Eliminar
  2. Grande pablo, soy Santi de Mallorca. Como fue la instalación eléctrica 220. Están en el único lugar que extraño de Argentina. La Patagonia. Un abrazo grande.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Santi!, gracias por comentar. La Patagonia sigue estando hermosa como siempre, a pesar de que en algunos lugares han hecho todo lo posible para arruinarla. La instalación de 220V fue perfecta durante todo el viaje, en 7 meses y medio y 43.000km no falló nunca, así que prueba superada. (eso sí, con mucho calor y el ventilador encendido, nos hubiera ido mejor una batería de más amperaje.
      Un abrazo grande desde Mallorca! (sí, ya estamos en casa) mi teléfono: 600606728.

      Eliminar