Del 31 de Enero al 3 de Febrero, 2014.
Siguiendo la RN40, bastante transitada en
esa región, pasamos por El Bolsón, ciudad que supo ser un pequeño pueblo de
artesanos y un conocido paraíso hippie, pero que se ha transformado ahora, para
nuestra decepción, en una ciudad sin forma y con un cierto punto de
inseguridad.
Nos detuvimos
allí el tiempo justo para hacer compras en el supermercado y salimos enseguida
para San Carlos De Bariloche. Antes de entrar a la ciudad, pasamos por el
aeropuerto donde averiguamos en aduanas qué trámites teníamos que hacer para
abandonar el país sin Furgo. No nos dieron ninguna buena noticia, pero
confiamos en que encontraríamos la forma de resolverlo informándonos bien y
buscando recursos.
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Dándole energía a Elvis! |
Nos quedamos
en un estacionamiento en el puerto de la ciudad, sobre el lago Nahuel Huapi que
queda muy cerca del centro. Allí encontramos a una pareja de ingleses que
recorrían
la Patagonia
en una furgoneta chilena alquilada y a los que ayudamos con nuestros cables
para el arranque, ya que tenían problemas de batería. Luego nos quedamos
charlando un largo rato y compartimos impresiones e información.
San Carlos de
Bariloche es uno de los destinos tradicionales en Argentina, es una ciudad que
comenzó su esplendor en la década del 30 debido a su localización privilegiada,
el Parque Nacional Nahuel Huapi, la belleza de sus paisajes y el impulso
turístico por parte del gobierno, que ayudó con la construcción de un hotel que
en esa época (y hasta hace relativamente poco tiempo) era orgullo nacional. Cabe
destacar que la ciudad es un gran centro de ski y que destaca por su
arquitectura alpina y sus chocolates.
La parte
negativa de todo este desarrollo turístico es que la zona se ha masificado
demasiado y no se ha progresado en infraestructuras, priorizando cantidad a
calidad. Lo que le da a la ciudad un aire de decadencia y desmejoramiento
bastante lastimoso.
Decidimos
quedarnos en el mismo estacionamiento público para pasar la noche, era
céntrico, nos confirmaron que era seguro y parecía tranquilo. Pasada la
medianoche descubrimos que de tranquilo no tenía nada. Los jóvenes de la ciudad
en sus coches destartalados, pero “tuneados”, venían a beber, escuchar música,
correr carreras, o simplemente hacer mucho ruido. Al principio lo toleramos
pero la actividad en el estacionamiento iba in crescendo, por lo que a
las 3 de la mañana decidimos marcharnos del lugar e irnos a otro sitio un poco
más tranquilo. Seguimos la carretera que va hacia el parque nacional bordeando
el lago y dormimos en un recodo, donde encontramos a otra furgoneta de viajeros
que también había huido de la “fiesta”.

Dormimos el
resto de la noche razonablemente bien y a media mañana salimos a hacer la
excursión en auto que se llama “Circuito Chico”. Son unos 60km de carretera
escénica bordeando lagos, visitando el Hotel Llao Llao, que mencionábamos
anteriormente y ubicado en un lugar
privilegiado. También la ruta pasa por el parque nacional, por un
pequeño poblado que se llama Colonia Suiza, un punto panorámico de toda la
región y luego vuelve a la ciudad. Durante el recorrido fuimos parando e
hicimos un par de caminatas muy interesantes por el parque nacional. El turismo
masificado de la zona, como comentábamos antes, desluce un poco el disfrute de
la naturaleza, gente gritando por todos lados, niños tirando palos, grafittis y
rayones en árboles únicos como son los arrayanes y unos cuantos casos de
vandalismo y rotura de la señalización del parque. Es una verdadera pena que
determinada gente no entienda lo que es visitar un parque nacional: entrar a un
santuario de naturaleza, donde el disfrute está en sumergirse en el paisaje,
escuchar el sonido de los pájaros y el crujir de los viejos árboles, observar
las especies de fauna y flora en estado natural, respirar los olores de flores,
humedad, madera y pasto, y sentir otras tantas sensaciones que desgraciadamente nos estamos olvidando
que existen.

Cargamos
combustible y seguimos bordeando el lago, ésta vez hacia la otro costa, hasta
Villa La Angostura,
ya en la provincia de Neuquén. Este pueblo (o pequeña ciudad) comenzó su
desarrollo turístico hace relativamente poco tiempo apostando a la mayor
calidad, y se nota en la coherencia de su arquitectura, su limpieza y la
calidad de sus servicios. La ciudad se encuentra del otro lado del lago Nahuel
Huapi, casi al frente de Bariloche, y tiene un pequeño pero importante parque
nacional que está destinado a proteger un bosque de arrayanes único en el mundo
y que se encuentra en una península del lago. Se llega a él caminando, en barco
o en bicicleta. Nosotros nos estacionamos en la entrada del parque y pasamos la
noche allí. Por la mañana queríamos recorrer parte del bosque, pero por el
viento reinante los senderos estaban cerrados al público debido al peligro de
caídas de ramas o árboles. Visitamos un par de playas que podrían rivalizar con
las mejores del Caribe o el Mediterráneo si no fuera porque la temperatura del
agua es muy fría y porque el viento reinante quitaba cualquier idea de día de
playa. Nos llamó la atención la cantidad de ceniza volcánica (piedra pómez)
acumulada e incluso flotando en una de las playas. Eso se debe a la erupción
hace ya un par de años de un volcán
chileno.
Como no
podíamos hacer mucho al aire libre nos quedamos en el pueblo, nos conectamos a
internet y al mediodía salimos hacia el Camino de los Siete Lagos.
Este tramo de la RN40 une a Villa La Angostura con San Martín
de los Andes pasando por paisajes preciosos cruzando o bordeando los lagos
Nahuel Huapi, Espejo, Correntoso, Escondido, Villarino, Falkner, Machónico y Lácar
(sí, en realidad la ruta pasa por 8 lagos...) entre grandes bosques andinos.
Lamentablemente no lo disfrutamos a pleno debido a las terribles condiciones
del clima que iban de mal a peor. Teníamos planeado quedarnos a dormir en una
zona de acampada libre junto a uno de los lagos. Pero la lluvia había anegado
todo y la visibilidad estaba reducida a unos cuantos cientos de metros así que
desistimos de quedarnos allí y llegamos hasta San Martín de los Andes, otra
ciudad con fuerte carácter alpino a orillas del lago Lácar y que es otro
importante centro de deportes invernales de la región.



Paseamos por
la ciudad, su mercado de artesanías, y dormimos en un parque a orillas del
lago. Luego del desayuno y de hacer unas compras en un supermercado, nos
reincorporamos a la RN40 por la estepa y hacia el norte preguntándonos si debíamos o no visitar la zona de
Caviahue-Copahue, bien al norte de la provincia de Neuquén, una zona volcánica
un poco a trasmano de los circuitos turísticos habituales, pero que Pablo tenía
intriga de conocer por comentarios que había oído hace ya bastante tiempo.
E S P E C T A C U L A R ! ! !
ResponderEliminarLos quiero mucho y los extraño un montón!
Gracias hermanita, un beso a todos, nosotros también los queremos muchos y los extrañamos!
EliminarGrande pablo, soy Santi de Mallorca. Como fue la instalación eléctrica 220. Están en el único lugar que extraño de Argentina. La Patagonia. Un abrazo grande.
ResponderEliminarHola Santi!, gracias por comentar. La Patagonia sigue estando hermosa como siempre, a pesar de que en algunos lugares han hecho todo lo posible para arruinarla. La instalación de 220V fue perfecta durante todo el viaje, en 7 meses y medio y 43.000km no falló nunca, así que prueba superada. (eso sí, con mucho calor y el ventilador encendido, nos hubiera ido mejor una batería de más amperaje.
EliminarUn abrazo grande desde Mallorca! (sí, ya estamos en casa) mi teléfono: 600606728.