Del 26 al 31 de Enero,
2014.
La Ruta Nacional 40
recorre más de 5000km de sur a norte de Argentina, más precisamente
desde Cabo Vírgenes (en realidad creemos que desde Rio Gallegos) en
la provincia de Santa Cruz, hasta La Quiaca, límite con Bolivia, en
la provincia de Jujuy. Es una ruta mítica para los argentinos, algo
así como la Route 66 en USA. Recorre o cruza montañas, estepas,
desiertos, lagos, ríos y gran parte de la geografía andina
argentina, desde el nivel del mar hasta puntos donde se rozan los
5000msnm uniendo paisajes únicos y maravillosos, con largas
distancias donde uno no se encuentra con nadie durante decenas de
kilómetros, es el paraíso del viajero, sólo ruta y naturaleza.
Hasta hace poco tiempo
gran parte de su recorrido aún era de grava (ripio), pero en la
actualidad ya está prácticamente toda asfaltada o en construcción.
Saliendo desde El Chaltén
hasta Gobernador Gregores aún teníamos ripio, más de 100km. Nos
preparamos y con paciencia iniciamos el viaje a paso tranquilo. La
carretera no está en demasiado buen estado, constantes desvíos y
largos tramos de “serruchos” que, con las vibraciones que causan,
amenazaban con desmontar cada tornillo de Furgo y nuestras mandíbulas
también. Los paisajes de la estepa eran bonitos, aunque no los
disfrutamos demasiado, el viento y el estado del camino no permitían
que nos desconcentremos de la conducción. Hemos llegado a ver
viajeros en moto que tuvieron que detenerse ante la imposibilidad de
viajar con semejante viento cruzado.
Llegamos a Gobernador
Gregores al mediodía, acompañados con el típico viento huracanado
de la Patagonia y nos paramos en un estacionamiento al lado del río.
Ésta es una pequeña ciudad en la estepa y, aunque no es turística,
es un lugar de paso importante y tiene cierto encanto como de lugar
aislado que se hace a sí mismo.
Sin hacernos demasiado
problema aprovechamos el tiempo para descansar, intentar caminar por
el pueblo, algo imposible debido al viento, y publicar un post de
este blog, otra cosa imposible debido a la pésima conexión a
internet de la ciudad.
Por la mañana del Lunes
Pablo, haciendo rodar la rueda averiada por media ciudad, la llevó
hasta la gomería, la repararon en pocos minutos y ya estábamos
listos para seguir. Antes pasamos por el supermercado donde nos
encontramos a otra pareja de jubilados suizos viajando como nosotros
que nos dijeron que la ciudad tenía camping gratis totalmente
equipado, con baños calefaccionados y con duchas de agua caliente.
Eso nos tentó así que pasamos a darnos un buen baño de agua
caliente y aprovechamos las instalaciones para lavar nuestra ropa
interior y parte de nuestras polvorientas prendas. Luego cargamos
combustible y seguimos al norte.
Siempre en la 40 y ya con
asfalto de buena calidad avanzamos serpenteando por la estepa, que
aunque a veces puede parecer monótona, va variando constantemente de
matices deparando ciertas sorpresas de paisajes encantadores. Así
llegamos a Perito Moreno, otra ciudad en la estepa que tiene
bastantes historias de pioneros y primeros pobladores patagónicos.
Allí pasamos bastante tiempo en un bar-museo instalado en un antiguo
edificio de la ciudad. Terminamos de publicar el post y ya a la
tardecita, como estábamos descansados, decidimos seguir un poco más
(unos120km) hasta Rio Mayo para pasar la noche. La idea podría haber
sido buena pero unos 35km antes de llegar y ya de noche nos topamos
nuevamente con un desvío por ripio que estaba en pésimas
condiciones de transitabilidad y que terminó de agotarnos a nosotros
también.
Al día siguiente, viento
mediante, cruzamos gran parte de la provincia de Chubut y llegamos a
la tarde a Esquel, una ciudad pequeña muy agradable al lado de la
cordillera, con mucha arquitectura tipo alpina y con bastante
movimiento de turistas ya que se encuentra muy cerca del parque
nacional Los Alerces.
Visitamos el centro de la
ciudad y tuvimos la suerte que en una tienda de regalos, charlando
con su dueña, que casualmente había hecho años atrás una ruta
parecida a la nuestra, pudimos ofrecerle las artesanías de Malén y
le interesó enseguida, así que terminamos de preparar todo por la
noche y a la mañana siguiente se las llevamos y nos compró casi
todo el saldo. Contentos seguimos 22 km hasta Trevelin, un pueblo
pequeño con mucho encanto que, junto con Gayman son las principales
colonias galesas de Argentina, es más, tal es la importancia de esa
colectividad en el pueblo, que la mayoría de las indicaciones están
en castellano y galés.
Allí almorzamos en un
pequeño restaurante para festejar el cumpleaños de Malén. Después
de comer salimos del pueblo y entramos en el Parque Nacional Los
Alerces por la entrada sur para visitar el complejo hidroeléctrico
de Futaleufú construido en los años 70 durante la dictadura, (de lo
contrario no se hubiese podido hacer una central hidroeléctrica de
esa magnitud en un parque nacional).
Debido a esto casi todas
las áreas de camping agreste y senderos estaban cerrados al público
y recomendaban extremar las precauciones de higiene. De todas maneras
la zona sur del parque, que ocupa el embalse y el complejo
hidroeléctrico, no fue de gran atractivo para nosotros.
Regresamos al pueblo y
descubrimos un complejo polideportivo municipal con piscina cubierta,
entramos y por un precio más que razonable estuvimos nadando
bastante tiempo y nos pudimos duchar con abundante agua caliente,
cosa que ya echábamos de menos.
Ya perfectamente aseados
y contentos, tomamos algo en un bonito bar del pueblo y pasamos la
noche estacionados cerca del polideportivo.
Por la mañana seguimos
hacia el norte, pero en cambio de seguir la ruta 40, tomamos el
camino más largo que pasa por el parque nacional, es todo de ripio,
aunque en este caso húmedo, ya que las precipitaciones son muy
frecuentes en el parque. Se bordean un rosario de lagos preciosos,
ríos de agua cristalina, y un despliegue de flora impresionante, que
incluye a los gigantes alerces, cañas colihue, arrayanes, etc.
Ya fuera del parque
pasamos por un par de pequeños pueblos muy interesantes, La Bolsa y
Cholilla, donde empieza nuevamente el asfalto, y nos unimos luego de
vuelta a la RN40 hasta el paralelo 42º, límite entre las provincias
de Chubut y Rio Negro.
Allí está la pequeña
villa andina de Lago Puelo, a orillas del mismo lago y del parque
nacional del mismo nombre. Este parque es muy pequeño, pero
importante, ya que protege un sector de selva valdiviana chilena (el
límite con Chile está a 9km) y que no se encuentra frecuentemente
de este lado de la cordillera. Allí hicimos un par de caminatas
interesantes y pasamos el resto de la tarde descansando en la orilla
del lago.
Por la noche nos movimos hacia un estacionamiento (donde
estábamos estaba prohibido acampar) donde dormimos y por la mañana
continuamos por la Ruta 40 rumbo norte, hacia la región de los
lagos.
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