Del 20 al 26 de Enero,
2014.
Entramos al Parque
Nacional Torres Del Paine, en Chile cerca del mediodía, pagamos la
entrada de rigor (que nos pareció un poco cara) y nos informamos
sobre cómo visitarlo. El clima esta vez no nos acompañaba mucho,
densas nubes cubrían el macizo y amenazaba a llover todo el tiempo.
Por supuesto, el viento soplaba con violencia tal como lo hace
siempre por esos parajes.
Este parque es el más
visitado de Chile y lo que destaca en él son tres agujas de granito
conocidas como Torres Del Paine (se llama Paine a uno de los ríos
que pasan por la zona) y, aunque el paisaje del parque de por sí es
espectacular, ésa es la imagen que lo representa. Complementan el
lugar otro macizo muy particular, los Cuernos Del Paine, de rocas
muy escarpadas de origen volcánico, glaciares, cascadas y lagos de
un color turquesa que parece irreal. También abunda la flora y
fauna patagónica que venimos describiendo en otros post.
Estuvimos todo el día
recorriendo el parque y sus miradores aunque hicimos pocas caminatas,
ya que el viento era difícil de soportar. Llegamos hasta el puesto
de guardaparques desde donde hicimos un sendero para ver el glaciar
Grey, visitamos la cascada llamada Salto Grande y ya bien entrada la
tarde, a eso de las 20:30hs, el cielo se despejó lo suficiente como
para regalarnos la visión de los imponentes picos de los Cuernos y
las Torres Del Paine.
Volvimos al puesto de
entrada del parque y nos desviamos por otro camino que llega hasta
Laguna Azul, donde funciona un camping gratuito con cocina y duchas
calientes. La zona de acampada es de tipo agreste, cerca de la costa
de la laguna y se tienen buenas vistas de las torres.
Dormimos allí, por la
mañana caminamos por la costa de la laguna y más tarde pasamos por
la Cascada Del Paine, donde aprovechamos para almorzar.
Luego salimos nuevamente
del parque nacional hasta el pueblo de Cerro Castillo donde está el
puesto fronterizo chileno, hicimos los trámites pertinentes y
cruzamos nuevamente a Argentina por el modesto paso de Cancha Carrera
donde según nos dió la impresión, no tenían ni luz eléctrica.
Para no hacer camino de
ripio alargamos unos cuantos kilómetros pasando por La Esperanza, en
la provincia de Santa Cruz donde por suerte, después de un par de
intentos, había una estación de servicio en funcionamiento a la que
llegamos con la reserva de diesel de Furgo al mínimo jamás
alcanzado en el viaje (aunque por las dudas teníamos 20lts en un
depósito aparte).
Seguimos recorriendo la
estepa patagónica y al atardecer entramos en El Calafate, sobre el
Lago Argentino, que es la ciudad portal del Parque Nacional Los
Glaciares y uno de los puntos turísticos de Argentina más famosos
internacionalmente, aunque el pueblo en sí no sea demasiado bonito.
Como siempre nos
informamos y nos dimos un pequeño lujo, compramos la excursión en
barco por el Lago Argentino para visitar al día siguiente sus tres
principales glaciares (aunque hay muchos otros): el Upsala, el
Spegazzini y el más famoso de todos el Glaciar Perito Moreno.
Esta excursión, aunque
de costo alto, (alrededor de U$S 75) es altamente recomendable, dura
alrededor de 7hs y se recorren los brazos del Lago argentino en unos
catamaranes modernos y muy bien equipados, navegando entre témpanos
y llegando a pocos metros de las paredes de los glaciares.
Nos quedamos esa noche a dormir en el estacionamiento del mismo puerto, a unos 14km de la ciudad, cosa que hicimos después de aprovisionarnos en un supermercado. Por la mañana temprano embarcamos, teniendo la suerte de que por razones de alta ocupación nos ubicaran en el piso superior de la nave junto con el capitán, algo así como una primera clase en aviación, y al mismo precio.
Primero llegamos al
Glaciar Upsala, el más grande del parque, y unas 3 veces más grande
que el Perito Moreno aunque, como la mayoría de los glaciares del
mundo, está en retroceso. En este caso, el glaciar se ve desde una
distancia de 10km ya que en el lugar se encuentran numerosos
témpanos. La navegación entre los inmensos bloques de hielo de
colores que van del blanco al azul más profundo es toda una
experiencia.
Luego llegamos, esta vez
bien cerca, al glaciar Spegazzini, que aunque más pequeño que los
otros, su pared frontal es más alta. En este glaciar se puede ver
muy bien como el río de hielo baja de la montaña y también sus
“morenas”, manchas oscuras formada por el arrastre de sedimentos
arrancados a las rocas.
Ya pasado el mediodía,
por el brazo sur, navegamos hacia la pared frontal del glaciar Perito
Moreno donde todos terminamos absolutamente maravillados por la
belleza increíble de los hielos y porque el lugar es absolutamente
imponente y mágico.
El glaciar Perito Moreno
es atípico, ya que es uno de los pocos en el mundo que se mantiene
en crecimiento, sirviendo como dique natural entre dos brazos del
lago. Cada 3 o 4 años, el nivel de agua entre los brazos varía y
genera presión sobre la pared, lo que deriva en la caída de la
misma en un espectáculo sobrecogedor. La última ruptura ocurrió
por última vez a principios de 2013.
Esa noche volvimos a El Calafate y dormimos en la costanera, a pocos metros del lago. Por la mañana, dimos un paseo por la ciudad y por la tarde, luego del almuerzo salimos hacia El Chaltén. El cielo estaba totalmente despejado y el paisaje de la estepa se nos hacía más bonito.
Desde una distancia de casi 200km, aún rodeando el Lago Argentino, ya se podía ver en el horizonte la silueta del Fitz Roy, un pico de 3405msnm que forma el límite norte del Parque Nacional Los Glaciares, aparte de formar límite con Chile. Durante todo el camino fuimos viendo el macizo, que se hacía más impactante a la vez que nos acercábamos al pueblo.
Allí, está todo muy preparado para recibir al visitante, tiendas especializadas, campings, información de parte de Parques Nacionales y de la municipalidad del pueblo y los senderos están correctamente marcados, con baños en los campamentos, agua potable e indicaciones de seguridad.
Estuvimos tres noches
allí, durmiendo en el estacionamiento de uno de los senderos.
Visitamos Lago del Desierto, caminamos una parte del sendero al Fitz
Roy, fuimos al Mirador de los Cóndores y visitamos la Cascada El
Chorrillo. Por la mañana del tercer día volvimos a la estepa y
pusimos otra vez rumbo norte, por la famosa y ventosa Ruta 40.
muy muy bueno!! felcitaciones y suerte en el camino!! un gusto haberlos conocido! Martin, (mochilero que llevaron hasta san martin de los andes! gracias! :)
ResponderEliminarHola Martín! para nosotros fue un honor tenerte como compañero de viaje, aunque sea por unos pocos kilómetros. Un abrazo, que sigas viajando mucho y muchos éxitos con tus proyectos.
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