Contrabando de gasolina a escasos metros del puesto de aduanas. |
Del 30 de Noviembre al 4 de Diciembre, 2013
La frontera del lado
peruano no es muy concurrida y lo primero que hay que hacer antes de
cualquier trámite, es conseguir el seguro para el vehículo. Éste
seguro lo vendían en un mugroso bar justo después del puente.
Preguntamos y sin mirarnos ni inmutarse siquiera nos dijeron que no
tenían seguros disponibles y que quizás por la tarde, más de 8
horas después, se los traerían y que les digamos a la policía que
nos deje llegar al siguiente pueblo (y volvieron a lo que estaban
haciendo sin más explicaciones).
La policía dijo que no
nos podrían dejar ir, pero a base de insistencia, aceptaron hacernos
los trámites. Para hacernos el permiso de importación temporario
tardaron un tiempo increíble, ya que no sabían cómo hacerlo,
aparte que los desplegables de opciones de países del sistema estaba
en inglés y no encontraban “España” (...y no entendían que
tenían que buscar por “Spain”).
Después de un muy buen
rato con un trámite de minutos y de seguir insistiendo con que nos
dejen seguir, aceptaron porque les dijimos que teníamos un seguro
internacional (que en realidad no servía para Furgo porque era de
salud, pero a ellos pareció convencerlos). Salimos por fin y
empezamos enseguida a adivinar que el país iba a ser distinto de lo
que veníamos viendo, ya empezaba a asomar el desierto y los pocos
caseríos que pasábamos eran conjuntos de chozas de mimbre o adobe,
en general todo muy derruido, sucio y polvoriento. Algunos kilómetros
después nos pararon de un puesto de control de aduanas,
aparentemente la policía de la frontera les había avisado de
nosotros, nos preguntaron si teníamos algún seguro internacional,
así que les mostramos nuestra póliza, que estaba escrita en inglés
y nos dejaron pasar, no así a la otra gente que venía detrás de
nosotros. Hicimos más de cien kilómetros hasta Sullana, la ciudad
donde en teoría encontraríamos donde hacer el seguro. La ciudad nos
engulló en medio de una marea de triciclos mototaxis y vehículos
destartalados que no tenían ningún tipo de regla de circulación
salvo tocar bocina constantemente, y de la que no podíamos salir, ni
siquiera para parar a preguntar. Hemos circulado por muchas ciudades,
con todo tipo de tráfico, pero ésta fue la primera en la que
sentimos un temor real de accidente y de inseguridad. Vimos un cartel
donde decía que hacían seguros, nos estacionamos en una calle un
poco más a salvo del enjambre de mototaxis y caminamos hasta un
cajero automático. Volvimos donde estaba Furgo para buscar los
papeles, hicimos el seguro con un hombre muy odioso en una oficina
cochambrosa con el que discutimos, ya que antes de leer los
documentos decía que la información que contenían era
insuficiente. Que este hombre tenga al alcance de su mano, y
completamente a la vista una pistola calibre 22, sumado a que todos
los negocios del centro de la ciudad atendían detrás de rejas nos
confirmaba que esa no era una ciudad como para pasar unas apacibles
vacaciones.
Regresamos enseguida
donde estaba Furgo y un vecino desde su balcón y un chico que
trabajaba sobre una escalera a escasos metros nos informaron, sin
demostrar mayor emoción, que hasta que nos vieron habían estado dos
personas intentando robarnos a Furgo, y un boquete en la cerradura lo
confirmaba. Por suerte no lo habían logrado a pesar de haberla
forzado bastante. Dijimos: “gracias por la información” y
escapamos literalmente de la ciudad a toda la velocidad que pudimos.
Esquivamos Piura y
encaramos el desierto, no sin antes haber sido detenidos por un
patrullero en el medio de la nada con el pretexto de haber cometido
alguna infracción, pero le ganamos de mano comentándoles indignados
el suceso en Sullana y nos despidieron, dándonos algunos consejos
obvios y olvidándose de la presunta falta. Algo más tarde, pasado
el mediodía, paramos en medio del desierto cerca de otros camiones
para cocinar algo, pero se nos terminó el gas de la cocina.
Definitivamente no tuvimos una buena bienvenida a Perú...
Perú también se divide
en tres regiones que la cruzan en todo su largo: el desierto costero,
la cordillera y la selva amazónica. Esta vez nuestra ruta era
bordeando el Pacífico, por lo que casi todo el recorrido sería de
desierto. Bien entrada la tarde llegamos a Chiclayo, sobre la costa.
Necesitábamos algo de información y un mapa, por lo que nos
llegamos hasta el centro y, mientras Pablo cuidaba a Furgo, Malén se
acercó a la oficina de turismo. Ahí le dieron información, mapas y
folletería.
Como no queríamos saber
nada de ciudades, apenas conseguimos lo que buscábamos salimos a la
panamericana rumbo sur y nos paramos para pasar la noche en un gran
parador de camioneros, cenamos en el restaurante del parador y
probamos la buena cocina peruana, ...al menos terminábamos bien el
día!
Seguimos avanzando por el
desierto que se nos presentaba de todas las formas que conocíamos:
dunas de arena, planicies de tierra, montañas bajas de rocas
pequeñas y tantas otras. A veces también alternábamos con zonas de
cultivo con riego pero siempre el mismo ambiente de calor, viento y
polvo. Sobre la arena se alzan chozas de mimbre y urbanizaciones
informales aparentemente con el propósito de conseguir en el futuro
una cesión de tierras por parte del gobierno, aunque de sobra se
nota que el gobierno no conoce más del Perú que Lima y la zona
turística del Cuzco sin olvidarse, en época de elecciones, de
enviar a pintar cada pared disponible con consignas electorales,
promesas de progreso, bienestar y crecimiento. Literalmente una burla
más que cruel al castigado y relegado pueblo peruano .
Llegamos a Trujillo, la
ciudad playera de Perú, pero sólo entramos hasta el yacimiento
arqueológico de Chan Chan, la capital del antiguo reino Chimú,
anterior al Inca y que floreció entre los siglos IX y XV de nuestra
era. Este patrimonio de la humanidad de la UNESCO, también fue
declarado la ciudad de barro más grande del mundo y asombra en el
buen estado de conservación en que se halla. Los Chimús
aprovecharon el mar al máximo, pescaban con redes, anzuelos y otras
técnicas y navegaban con pequeñas barcas fabricadas con totoras que
aún hoy se fabrican con las mismas técnicas y utilizan los
pescadores artesanales de la región. Todas las paredes de las
construcciones ceremoniales están ricamente decoradas con bajo y
alto relieves representando motivos marinos.
Perro de raza Viringo, típico peruano, se caracterizan por la casi ausencia de pelo y su alta temperatura corporal |
También visitamos el
museo y otro sitio arqueológico, la Huaca Esmeralda, que queda a
pocos kilómetros, dentro de la ciudad, era un centro ceremonial y
también está decorado con el mismo tipo de dibujos.
Para pasar la noche nos
fuimos unos pocos kilómetros al norte a las playas de Huanchaco,
lugar vacacional de la región. Allí se pueden ver los famosos
caballitos de totora, y si bien las playas no son demasiado
atractivas para el baño, encontramos un lugar donde estacionar
seguros justo al lado de otra pareja holandesa que ya hacen más de
10 años que viajan por todo el mundo en un Toyota Land Cruiser de
1984.
Salimos nuevamente al
desierto siempre por la panamericana y rumbo sur, con los mismos
paisajes desoladores, tanto en lo geológico como en lo humano. En la
ciudad de Chimbote, encontramos un lugar para recargar gas para
nuestra cocina. Estos generalmente son recintos cerrados fuertemente
custodiados, sin ventanas ni puertas y con una pequeña abertura
giratoria del tamaño de una botella de gas estándar para retirar o
depositar las bombonas. Allí, a través de la pequeña puerta nos
atendieron muy bien, aunque nos dijeron que el billete que les
habíamos entregado era falso, y lo era. Perú es la capital del
dinero falso, tanto local como en dólares. Cansados del sistema y
de tener que tener extremo cuidado en cada pequeña cosa que
hacíamos, a la menos oportunidad jugamos el mismo juego (el más
popular en esos lares) y lo entregamos.
Perú vive en un juego de
autodestrucción y de “sálvese quien pueda”, nadie hace nada
porque no vale la pena, nadie se queja porque está prohibido, nadie
limpia porque total el próximo que pase va a ensuciar otra vez, si
conduzco paso yo primero, ni hablar de ceder en ningún caso. Si
puedes hacerte con algo, aunque pertenezca a otro, hazlo. Por
ejemplo, la grifería y accesorios de los baños con acceso público
están asegurados con hierros, si no, desaparecen, al igual que
espejos, insignias y otras partes de los pocos automóviles
particulares que hay, y lo vimos bastante. Es muy normal que cuando
nos acercamos a alguien para preguntar algo éste nos mire con
actitud de desconfianza hasta estar completamente seguro de que no
somos un posible peligro. Todo el mundo desconfía de todo.
A unos 200km. cerca de
Supe, antes de llegar a Lima nos desviamos para conocer la Ciudad
Sagrada de Caral, otro impresionante patrimonio de la humanidad de la
UNESCO y que se encuentra en una gran explanada polvorienta sobre un
valle fértil que aún hoy es intensamente utilizado con sembradíos
por la gente del lugar.
Este yacimiento es
sumamente interesante, ya que esta ciudad fue construida alrededor de
3000 años AC (contemporánea a la egipcia) y descubierta en los
90´s de nuestra era ya que estaba totalmente cubierta de arena y
tierra. El conjunto lo componen pirámides, anfiteatros, centros
ceremoniales, residencias y es la civilización conocida más antigua
de América, cuando los Incas pasaron por el lugar seguramente se
encontraron sólo con rocas y arena.
Nosotros llegamos casi
sobre la hora de cierre del yacimiento, así que rogándole un poco
al guía y guarda del lugar nos hizo un buen precio para que podamos
entrar y hacer una visita guiada un poco más rápido de lo habitual,
que disfrutamos mucho, ya que el lugar era todo para nosotros. Esa
noche dormimos en Caral, un pueblito muy pequeño y tranquilo al
lado de la ciudad sagrada.
Petroglifo en Caral, se considera la primera manifestación artística americana |
Continuando nuestra ruta
al sur llegamos y atravesamos Lima por la panamericana en alrededor
de dos horas y media. Nada mal teniendo en cuenta el tráfico, el
tamaño de la ciudad y que la ruta pasa a escasos metros del centro
histórico de la misma. Una vez afuera, nos paramos en un
supermercado cerca de una urbanización lujosa de las afueras y
continuamos hasta una gasolinera cerca de Ica, donde fuimos recibidos
muy cordialmente.
Sin olvidarnos del
desierto, temprano llegamos hasta Nazca, donde desde un mirador vimos
parte del conjunto de las famosas líneas, luego, enseguida
abandonamos el desierto costero y comenzamos la subida hacia Cuzco.
La carretera comienza
después de la desordenada Nazca a subir vertiginosamente por caminos
muy interesantes de montaña con paisajes muy bonitos. En Abra
Galera se llega a los 4200msnm y un poco más adelante, aunque no lo
dice en ningún lado, nos confirmaron que se llega a los 4800msnm. Ya
casi de noche y después de varios retrasos por obras llegamos a
Chalhuaca, una ciudad de montaña que también funciona de oasis para
buses y camiones. Allí dormimos con bastante frío en una estación
de servicio y nos preparamos para el tramo final hacia la antigua
capital del imperio Inca.
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