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miércoles, 30 de octubre de 2013

22 – Naturaleza exuberante.



Del 16 al 22 de Octubre, 2013

El pueblo de Tortuguero se extiende entre el canal y la playa, en una franja de unos 250mts de ancho. No hay automóviles en el lugar ni calles en donde transitar con ellos, de hecho, no hay comunicación por tierra hacia el exterior ni quieren que haya. 


Nos hospedamos en una “cabina” (bungalow) que nos había recomendado Leo, el capitán de la lancha pública de transporte. Se llaman Aracari, también se las conocen como las de Doña Bachi, una anciana encantadora, responsable y muy amable. La habitación muy sencilla, con ventilador y ducha caliente (las primeras desde Guatemala y nuestra primera cama desde California) nos salió por U$S16 la noche. El pueblo tiene una pasarela principal asfaltada de alrededor de 1km que termina en la entrada del parque naciona y, aunque cuenta con todos los servicios también se siente una cierta sensación de aislamiento. 



La gente se comunica por vía fluvial y algunos por vía aérea (hay un pequeño aeropuerto cercano), no tiene un puerto marítimo y la playa no se ve muy apta para nadar, muchas olas, corrientes y cantidad de restos de ramas y árboles del bosque lluvioso que la rodea.
Las excursiones más populares en la zona son: la visita guiada en horas de la noche para ver anidar y desovar a las tortugas durante la temporada, que va de Junio a Octubre, la navegación por los brazos del canal, con o sin guía y caminatas por un sendero dentro del parque de unos 2km. Asimismo, se pueden ver, nacimientos de pequeñas tortugas sólo caminando por la playa.
Cómo habíamos llegado a primeras horas de la tarde, aún teníamos tiempo de hacer esa noche misma la excursión en busca de las tortugas anidando. Averiguamos con un par de personas y empresas que hacen el tour y decidimos hacerlo con La empresa de Victor, Jungle Tours que junto con su amigo Quesada, nos convencieron con mucho marketing y muy buena onda. Nos tocó el turno de 22 a 24hs, ya que la administración del parque regula las visitas, los sectores y los horarios. Aunque era un poco tarde, tuvimos la suerte de ver una tortuga verde enorme justo en el momento que terminaba de hacer su nido y empezar a desovar así que seguimos todo el proceso. En el parque desovan cuatro variedades de tortugas, y todas tienen un ritual parecido. En la noche salen del mar, casi en la línea donde termina la playa y empieza el bosque cavan un agujero muy grande de unos 60cm de profundidad, depositan hasta ciento veinte huevos del tamaño, forma y color de una pelota de ping pong, tapan el hueco y avanzando un poco más cavan otro muy cerca tirando la arena sobre el anterior, así aparte de proteger los huevos, disimulan el nido. Nosotros vimos casi todo el proceso y acompañamos a la tortuga de vuelta al agua, todo se hace en la oscuridad, no se permiten fotos, celulares, ni ropas de colores claros. El guía ilumina la escena con luz roja. Las tortugas realizan este proceso varias veces durante la temporada, quizás viven a miles de kilómetros de la playa, pero cada dos o tres años, una vez en edad de reproducción, que es alrededor de los 25 años, se dirigen a la zona para aparearse y desovar.





De vuelta al pueblo, nuestro guía Luis, por cierto muy entrenado en descubrir animales, nos hizo ver insectos, serpientes, basiliscos (una iguana de color verde chillón) y la rana de ojos rojos, símbolo y logotipo de Costa Rica.


A pesar de habernos acostado muy tarde, madrugamos a las 5 y media de la mañana aún maravillados por lo que habíamos visto la noche anterior. En cambio de contratar una excursión guiada por los canales del parque, preferimos alquilarle un pequeño bote a Victor y tomarnos nuestro tiempo para explorar el lugar por nuestra cuenta. Pagamos la entrada de U$S10 al parque nacional y cruzamos el canal hacia brazos menores. En el interior del parque el bosque lluvioso (de 4000 a 6000mm al año) es exuberante, todo parece un enorme jardín con árboles gigantescos, helechos, enredaderas, palmeras, setas, flores y frutos coloridos. El sonido llegando al lugar impacta ya que además de los pájaros, los rugidos de los monos se asemejan bastante al de los grandes felinos, y el bosque suena como una caja de resonancia de algún instrumento. 





Es bastante difícil ver los animales ya que estos son expertos en mimetizarse con su entorno, pero aparte de los ruidosos y revoltosos monos, logramos descubrir caimanes, garzas, buitres y otras aves, iguanas de diferentes tipos incluidas las que corren sobre el agua y los basiliscos verdes (los machos tienen una joroba que parecen dinosaurios). A pesar de tenerlos casi arriba de nuestras cabezas nos perdimos de ver perezosos porque no los distinguimos en la vegetación.
También hay jaguares en el parque aunque son muy difíciles de encontrar. 














Al mediodía nos quedamos charlando con Victor y Quesada, quienes cordialmente nos invitaron a unirnos a comer con ellos un plato caribeño que se llama rondón y que es una sopa de pescado, yuca, un tubérculo que se llama kilinski, plátano y todo eso cocinado en leche de coco. Realmente fue un privilegio del cual estamos agradecidos. 












Victor, Quesada y Bonnie Scott, guía de Tortuguero.

Por la tarde hicimos la caminata por el sendero, pudimos ver más monos, una serpiente de un amarillo intenso, mariposas, cangrejos y más iguanas. Volvimos por la playa ya atardeciendo, nos encontramos con restos de un nido de tortugas que había sido atacado justo en el momento del nacimiento por buitres, habían dejado sólo los pequeños caparazones. También encontramos un gran caparazón de una tortuga que como muchas son atacadas en el momento del desove por los jaguares. Éstos sólo comen la cabeza y las aletas, luego por la mañana los buitres se hacen el festín con los restos del animal, cuando llegamos nosotros apenas quedaba nada, incluso había algunos buitres dentro del caparazón comiendo lo poco que restaba del animal.



Más adelante vimos a otros turistas que se acercaban corriendo a un lugar, nos dimos cuenta que se estaba produciendo un nacimiento, corrimos nosotros también y llegamos al nido donde estaban las decenas de neonatos intentando hacer desesperadamente su camino hacia el mar. La presencia de los turistas en general es una buena ayuda a los pequeños, ya que los protegen de los depredadores de la playa y les da una oportunidad más de vida, aunque una vez en el mar muchos otros están esperando para atacar. Se calcula que de cada mil nacidos, solo uno llega a la edad reproductiva. Ver el nacimiento es algo único, y cada tortuguita que seguíamos y acompañábamos hasta el agua nos emocionaba.



Al amanecer siguiente cogimos la lancha de las 5:30 y volvimos a La Pavona a encontrarnos con Furgo, quien no tenía nada de batería, con las prisas de la partida nos habíamos olvidado las luces encendidas. Por suerte con la ayuda de un minibús que venía a buscar turistas pudimos ponerla en marcha nuevamente. En el lugar había un guía que nos pidió si lo podíamos llevar, aceptamos y el viaje de regreso a Cariari y Guápiles fue muy ameno, ya que este chico nos fue explicando sobre flora, fauna, y detalles del lugar, también nos detuvimos en una plantación bananera donde vimos cómo transportan por unos rieles elevados la fruta para procesarla.



Al fin llegamos al Caribe, en la zona de Limón, ciudad que dejamos de lado para ir directamente a Cahuita, pueblo costero donde está el parque nacional del mismo nombre.
El parque nacional Cahuita comprende una franja de playa con una pequeña península que termina en un arrecife de coral. Ésta zona protege un bosque con gran variedad de fauna y un humedal. Del lado del mar, hay muchísima vida en el arrecife y en la playa todo a lo largo del parque.



Dormimos dos noches en el pequeño estacionamiento justo a la entrada del parque y prácticamente sobre la playa misma ya que había un cuidador nocturno. No cobran una entrada al parque, aunque sugieren una donación para la manutención de los baños y otras infraestructuras. El pueblo es tranquilo, aunque los vendedores de los tours de snorkel pueden llegar a ponerse un poco pesados de tanto insistir en que les compres sus servicios o, si no quieres, al menos alguna droga de las que dicen que tienen. Nosotros no compramos ningún tour, (ni drogas) y pasamos el tiempo caminando y disfrutando de la playa. De nuevo vimos bastante fauna, y en el mar Pablo con su snorkel pudo ver dos variedades de manta rayas, estrellas de mar, galletas de mar y otros peces.







Seguimos un poco más al sur hasta Puerto Viejo, un pueblo más grande donde enseguida encontramos nuestro sitio muy cerca del cuartel de policía y a metros del agua entre cocoteros y lo que allí llaman almendros, un árbol de hojas grandes y muy verdes que da muy buena sombra, pero que no se parece en nada al que da las almendras que normalmente conocemos. Puerto Viejo es un pequeño paraíso y su gente se mueve a ritmo de reggae, que suena en todos lados y en todo momento. Se ven muchos rastafaris, todos ofrecen cosas para fumar y hay unos cuantos mayores que se los ve seriamente desmejorados, generalmente mendigando. Allí nos instalamos relajadamente en la playa, bebimos agua de coco que sacamos de los cocoteros a nuestro alrededor y disfrutamos mucho del mar. Pablo hizo snorkel en el arrecife cercano pudiendo ver multitud de peces de colores y corales. Conocimos también a Noelia y Cristian, dos argentinos que viajaban por América vendiendo artesanías y a través de ellos también a Paco, un salvadoreño con el que Pablo salió un día a tocar por los bares de la zona ganando unos dólares mientras Malén vendía sus bolsas y gallinitas con nuestros amigos argentinos. 









También fuimos con Noelia y Cristian a visitar las playas cercanas de Coclé y Manzanillo.
Después de tres noches en el lugar, por la mañana recorrimos los pocos kilómetros que restaban a la frontera con Panamá. Por suerte del lado de Sixaola es bastante tranquila, nadie molesta y aunque tuvimos que despertar a una funcionaria plácidamente dormida detrás de su teléfono, todo fue en orden. Cruzamos el puente que es muy angosto y ya estábamos en Guabito, Panamá, nuestro último destino centroamericano.

...si van por Tortuguero, no olviden de pagar sus cuentas en la ferretería del pueblo!!!!


4 comentarios:

  1. Qué espectacular!!! Una maravilla!!!! La verdad es que todos los lugares son asombrosos!!!! Felicitaciones por el viaje que están haciendo y nuevamente muchas gracias por dejarnos acompañarlos de esta manera!!!!
    Ah! Creo que papá quiso copiar la idea de hacer una lista con los morosos, pero después desistió porque le iba a tapar toda la vidriera, ja,ja.
    Un beso gigante y sigan disfrutando mucho!!
    Los quieroooo!!!

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    1. Jajajaja!! necesitaría una cuadra de vidrieras! Muchas gracias como siempre por los buenos deseos y es un honor y una alegría saber que nos siguen.
      Los queremos mucho!!

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  2. Hola Chicos que maravilla!!!!!!!!!!!! gracias a Uds estamos conociendo lugares increíbles. les mandamos un beso enorme .Edith y Hugo

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    1. Nos alegra mucho! ahora a ahorrar un poquito y disfrutarlos en vivo y en directo!
      Besos!!!

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