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martes, 8 de octubre de 2013

18 - Vacaciones!



Del 27 de Septiembre al 1 de Octubre, 2013

Apenas empezamos a circular por las calles empedradas ya nos dimos cuenta de que estábamos muy cerca de Antigua Guatemala, es que los carteles indicadores escasean, las calles están cortadas y hay que tomar desvíos, y la verdad que a veces no se sabe bien en qué ciudad uno se encuentra. El método más efectivo: preguntar, aunque un “todo recto” puede incluir unos cuantos giros, desvíos y otras variaciones de rumbo.
Pero esta vez todo se parecía mucho a lo que nos habían hablado, una ciudad colonial en estado puro. Preguntamos a un policía de tránsito si ese ya era el centro y si podíamos estacionar, nos dijo que sí y que nos vendería un ticket válido para todo el día (que al final no necesitamos), y de paso le preguntamos si sabía de un lugar seguro para acampar, y allí fue cuando tuvimos la gran noticia: La policía de turismo guatemalteca, Politur, tiene en Antigua un predio con baños y duchas (frías) que funciona a modo de camping gratuito para los viajeros. Allí nos dirigimos y lo compprobamos, un camping, en el centro de la ciudad. Una buena noticia. Nos registramos, el agente de policía de guardia nos dijo las reglas y de paso intentó sospechosamente sacarnos una “colaboración”, no se la dimos, y luego comprobamos que no procedía, ya que el servicio era completamente gratuito. El lugar es parte del cuartel, y los baños son compartidos con los agentes de turno, si bien el sitio no es el paraíso, es seguro, hay un techo, sanitarios y la localización excelente. Así que decidimos quedarnos a descansar unos días después de casi tres meses de viaje continuo. 





Allí nos encontramos con otras dos parejas de viajeros, Viola y Bernt, alemanes que en un Toyota Land Cruiser convertido, venían viajando hacia el sur en nuestra misma dirección, pero que ya hacía más de 1 año y medio que estaban en ruta, y Jayne y David, ingleses, que en un Land Rover Defender hacía más de 4 años que viajaban por todo el mundo, todo África, Asia, Australia, América del Sur subiendo por América Central y ahora, como nosotros, estaban de “vacaciones” en Antigua. Dos días después de nuestro arribo, también llegó Adrien, un muchacho francés que después de vivir 3 años en Argentina, se compró una Combi Volkswagen del 85, la preparó y decidió poner rumbo norte, hasta Montreal, Canadá. Fue realmente una muy buena experiencia, sobre todo enriquecedora encontrarnos en esa pequeña “comunidad” de viajeros. Compartimos mucha información, vivencias y además hicimos amistad con gente que, aunque con motivaciones, medios y formas diferentes, todos coincidimos en la misma pasión, viajar.











Antigua es una ciudad encantadora, sigue los patrones de las ciudades coloniales antes visitadas, como San Cristóbal de las Casas, por ejemplo, pero ésta no sucumbió a la masiva explotación turística. Si bien hay turismo e infraestructuras, éste está bien integrado y no le hace perder carácter a la ciudad.







Antigua está ubicada a unos 50km de la capital del país, Ciudad de Guatemala, en un verde valle rodeado de volcanes. Tuvo el honor de ser la capital de Guatemala, y la primera capital de Centroamérica. Fue castigada por diversos terremotos que destruyeron parte de sus iglesias y edificios más representativos, de los cuales aún se pueden ver las ruinas. También tiene un santo propio, Santo Hermano Pedro Betancourt y la ciudad está declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, desde 1979.





Durante los 5 días que estuvimos en la ciudad, nos movimos como locales, ni siquiera nos preocupamos demasiado en visitar museos y otros atractivos, estábamos descansando, de vacaciones. Encontramos un par de comedores típicos que por, menos de 2€ nos servían unos platos enormes de comida riquísima, incluidas las tortillas y la bebida, zumos u horchata. Compramos una nueva cámara fotográfica, para reemplazar a nuestra vieja Pentax, que decidió jubilarse e hicimos vida de mercado. También aprovechamos para poner orden a nuestras cosas, lavar ropa y para hacerle un par de modificaciones de seguridad a Furgo, con vistas al futuro embarque desde Panamá hasta Colombia.








Desde Antigua, hicimos una excursión al volcán activo de Pacaya, de unas 3hs, donde, hasta hace unos 3 años, se podía llegar hasta el borde mismo de la lava incandescente, pero que ahora, por accidentes pasados, se restringe a unos cuantos cientos de metros del lugar. La excursión está muy bien aunque, como muchas veces, la necesidad de la gente hace que lo encantador del paisaje se transforme en un agobio. En este caso tenía como protagonistas eran locales que con sus caballos encima nuestro todo el camino, nos ofrecían insistentemente y de forma poco respetuosa sus servicios de “taxi”. Para entrar al volcán hay que pagar una entrada bastante alta como arancel del parque nacional (unos 5€), pero lo único que diferencia el exterior del interior del parque es la caseta y los funcionarios que cobran. El resto sigue siendo tierra de nadie, nada de mantenimiento, nada de infraestructuras o señalización y menos aún carteles explicativos, sólo unos pocos barriles puestos a modo de basureros. El grupo fue acompañado por un guía, que, con buenas intenciones iba explicando lo que podía y pidiéndonos disculpas por la desorganización del lugar.






Todos nuestros conocidos y familiares nos preguntaban qué tenía esta ciudad que nos retenía tanto. Creemos que después de un tiempo largo viajando, buscando cada día un lugar seguro para dormir, cómo asearnos y donde encontrar comida y agua, hallar una ciudad tranquila, bonita y segura, donde poder relajarnos de nuestras necesidades diarias y estar un poco como en casa, con gente con la que nos sentimos entre amigos fue un relax necesario y bienvenido. Estuvimos muy a gusto y nos ayudó a coger energías para seguir con nuestro viaje.





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