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miércoles, 2 de octubre de 2013

16 - Disfrutando de Chiapas.




Del 20 al 23 de Septiembre, 2013

 



El día 20 por la mañana temprano, aún en Chiapa de Corzo, recibimos la hermosa noticia del nacimiento de Max y Nil, los mellizos de María Antonia (hermana de Malén) y Xesco. Entre la alegría y un poquito de nostalgia por no poder estar en Mallorca para compartir ese momento tan especial, subimos con Furgo (si, todo en subida) los 55km que nos separaban de San Cristóbal de las Casas, quizás la ciudad más valorada turísticamente del estado de Chiapas, y con mucho mérito propio. El casco colonial es muy grande, colorido y muy bien conservado. Hay cantidad de iglesias, algunas muy simples, otras decoradas de forma ostentosa y barroca. Todas muy coloridas. 




 
Justo al llegar nos encontramos con unos viajeros argentinos y españoles que estaban disfrutando de la ciudad desde hacía ya varios meses, y ellos nos introdujeron un poco en lo que es el espíritu del lugar. Como ya era pasado mediodía decidimos ir a comer al mercado local, ya que en las peatonales y el centro todo es demasiado turístico. No nos imaginábamos que el mercado podía ser tan enorme. Un laberinto de pasillos abarrotados de tenderetes, mujeres y hombres vendiendo sus productos luciendo los colores de sus comunidades, olores, sonidos estridentes de música tropical o canciones evangélicas, pregones de los vendedores y mucho más por descubrir.





 





Nosotros comimos muy barato en el puesto de una señora en un rincón que creemos no podríamos volver a encontrar, luego nos fuimos a visitar y a charlar con nuestros nuevos amigos a su hostal, Nos tomamos un chocolate caliente en un bar y, como era casi de noche nos fuimos a buscar un lugar seguro para dormir seguros. Muy cerca del centro está el Hospital de la Mujer, preguntamos y con una gran sonrisa nos dijeron que estacionásemos en la calle de atrás, donde ellos tienen el puesto de seguridad. 








Dormimos muy tranquilos y por la mañana decidimos ir a San Juan Chamula, un pequeño pueblo que queda a 10km, donde los domingos se reúnen las comunidades indígenas para celebrar un mercado muy colorido. Era Sábado así que el pueblo en sí no tendría mayor interés más que una pequeña iglesia donde los indígenas celebran sus ritos. Nos encontramos con la sorpresa que era el día de San Mateo, y la culminación de las festividades del pueblo. Miles de personas poblaban y transitaban la plaza y las calles aledañas. Todas las comunidades de los alrededores y sus autoridades indígenas estaban vestidos con sus mejores galas. Los hombres se agrupaban de acuerdo a sus jerarquías, los de chaleco de piel de oveja natural blanco, los de chaleco negro y otros además con unos sombreros blancos con un tocado de lana roja muy bonitos y llamativos. 




Lamentablemente cuando hicimos las primeras fotos de los grupos, se nos acercó uno de éstos últimos y con muy mala cara nos hizo borrar todas las fotos y aparte revisó las otras. Se supone que está prohibido hacer fotos a las autoridades, aunque lo ignorábamos, y que se sanciona por ello, así que creemos que tuvimos cierta suerte de que la cosa no fuera a mayores, de todas maneras le preguntamos dónde estaba permitido hacer fotos y nos lo respondió, eso sí, un poco a regañadientes. Entre todo el ruido de la pirotecnia y la música y el colorido de la gente entramos a la iglesia, no sin antes pagar un derecho de entrada y de prometer no hacer ninguna foto. 



El interior dista bastante de parecerse a un templo católico convencional. Aparte de no haber bancos en los que sentarse, el suelo está cubierto de hierba y de velas encendidas, alrededor de las cuales grupos de gentes rezan. A los costados, grandes vitrinas protegen a figuras de santos católicos que parecen sacadas de alguna película de terror. El interior huele intensamente a incienso y humo de velas. A Pablo le llamó la atención ver una familia rezando a un semicírculo de velas que guardaban a dos botellas de Coca Cola sin abrir puestas de manera especial. Pablo intentó entablar una conversación con alguien, dentro y fuera de la iglesia. Dentro lo logró hacer con un borracho del cual no sacó nada en limpio. Fuera de la iglesia, no logramos más que monosílabos o vueltas de cara, primero porque casi nadie habla fluido el castellano, si es que lo habla; segundo porque creemos que no éramos del todo bienvenidos a esa fiesta. De echo, entre las miles de personas no debemos de haber sido más de 10 extranjeros en el lugar, por lo que nos sentimos bastante observados y vigilados. Aún así, asistir a esa celebración fue una experiencia impactante, más allá del colorido y de lo autóctono y genuino de la misma. 



Más relajados, ya de vuelta a San Cristobal, por la tarde subimos a un mirador donde se encuentra una iglesia y caminamos por la ciudad sin prisas. Nos volvimos a encontrar con nuestros amigos, con los que charlamos bastante e intercambiamos información del viaje, y volvimos a dormir al hospital, esta vez además nos permitieron ducharnos en el albergue de familiares de las personas ingresadas, cosa que agradecimos mucho.





 
En la mañana del Domingo seguimos al sur hasta Comitán, la tercera de las ciudades de Chiapas que visitaríamos antes de llegar a Guatemala. Hicimos unas compras, y estacionamos muy cerca de la plaza central, que, por cierto, es muy bonita y está muy cuidada. Comitán, no es tan turística como San Cristóbal, ni tiene todos sus encantos, pero se nota la preocupación por mantenerla limpia y bien conservada. Y en México eso tiene mérito. Estuvimos toda la tarde deambulando por los museos y sentados en la plaza mirando pasar el día. Al atardecer, en la galería del ayuntamiento, la banda municipal, como lo hace todos los jueves y domingos, brinda un recital bailable que, por supuesto, aprovechamos y nos lanzamos a la pista entre los locales. Es interesante, y ya lo vimos algunas veces, el uso de la marimba como instrumento principal, que le da a las interpretaciones un sonido muy local y a la vez sofisticado y hermoso. 





 






Dormimos en nuestra última estación de servicio Pemex, como para despedir bien a México y por la mañana recorrimos el tramo que quedaba hasta Ciudad Cuauhtémoc en la frontera con Guatemala.



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