Del 10 al 17 de
Setiembre, 2013
Decíamos en el título
del anterior post “Las Californias”, y se debe a que esta región,
antes toda mexicana y ahora separada por una muralla, se comparte en
el norte por la California de Estados Unidos y en el sur por los
estados de Baja California y Baja California Sur, en México y que
comprende la península que corre paralela a la costa del Pacífico
por más de 1500km.
Sin ningún tipo de
control de salida ni nada parecido en el lado de USA, llegamos al
puesto fronterizo mexicano de Tijuana, que está totalmente
modernizado, nos recibieron muy amablemente, nos explicaron los
trámites y en breves momentos estábamos circunvalando la ciudad de
Tijuana, donde vimos como del lado mexicano de la muralla se
apelotonan cientos de personas en improvisados y miserables
campamentos en busca, nos imaginamos, de poder algún día acceder a
un futuro mejor en “la tierra de las oportunidades” del primer
mundo. Como se pueden imaginar, el contraste es impresionante.
Justo después de la
frontera empieza una autopista de peaje hacia las playas de Baja
California. Por ellas nos dirigimos hasta Ensenada, una ciudad
pequeña con una playas muy extensas y bonitas. En información al
turista nos atendieron muy bien y nos dijeron que podíamos dormir en
el estacionamiento de la playa, así que allí fuimos. El lugar, al
caer el sol, es el punto de encuentro de los locales que se llegan en
sus coches a tomar cerveza, escuchar música a todo volumen en sus
autos o a contratar por unos pesos a los músicos que pululan por el
lugar. Allí charlamos un buen rato con unos jóvenes (Quique, Daniel
y sus novias) que comparaban a Pablo con Gustavo Cerati y nos
interiorizamos de la vida de los lugareños. A eso de medianoche tres
patrulleros con sirenas y luces, siguiendo un ritual diario, echaron
a toda la gente del estacionamiento. Nosotros les dijimos que
estábamos allí para pasar la noche y que nos habían recomendado
desde información, así que hicieron una excepción, nos dejaron y
estuvieron patrullando toda la noche alrededor nuestro, por lo que
dormimos muy seguros.
El lugar era magnífico, el cielo
muy claro y el pueblo muy tranquilo.
Siguiendo al sur la
carretera va zigzagueando de oeste a este, así que después de
cruzar el desierto central de la península y de varios controles del
ejército donde nos revisaban a Furgo (siempre de forma respetuosa y
amable), llegamos a la costa este a Guerrero Negro, ya en Baja
California Sur. Intentamos hacer un trámite restante para la
importación temporal de Furgo, ya que como Baja California es de
libre importación, hay que hacer el trámite antes de entrar al
continente, nos informaron que lo haríamos antes de cruzar y
continuamos hacia el sur otra vez. Nos detuvimos a comer en un pueblo
a orillas de mar y más tarde paramos en una playa paradisíaca
llamada Santispac, donde descansamos y nos dimos un buen baño.
Llegamos bastante oscuro a Loreto, que en su tiempo fue la capital de
“todas” las Californias, incluida la de USA. Es una ciudad
colonial pequeña, muy bonita con edificios públicos, plazas y un
malecón (paseo marítimo) muy cuidados. Dormimos otra vez frente al
mar, al frente del cuartel de la Armada mexicana, otra vez bien
custodiados y con un paisaje privilegiado de vistas al mar. Al
mediodía del día siguiente llegábamos a La Paz, hicimos nuestro
trámite y nos enteramos que estaba por salir un ferry de una
compañía económica que desconocíamos hacia Mazatlán, así que
alistamos todo enseguida, pasamos aduanas, donde Pablo al presionar
el botón le salió rojo (revisión completa), nos hicieron quitar
todo el equipaje para comprobar que no llevábamos nada “declarable”,
y nos embarcamos en el “ferry-carguero” hacia Mazatlán.
Este
ferry “de los camioneros” fue toda una experiencia, ya que
acostumbrados a viajar con los estándares de seguridad europeos,
nos resultó divertida la vida abordo. La sala de butacas (recicladas
de alguna vieja aerolínea) era a su vez un dormitorio improvisado
donde el que llegaba primero elegía una fila donde tirar su
colchoneta.
El comedor donde servían la comida (por cierto, incluida
en el precio) parecía un bar de barrio bajo, cumbia a tope, mesas
compartidas y caras recias. El que las servía parecía un cocinero
carcelario sacado de alguna película. Cuando les preguntamos si
podíamos dormir con Furgo, nos dijeron: por supuesto!! Claro,
impensable en Europa, pero absolutamente normal allí, igual que
fumar o dejar el camión en marcha para dormir con el aire
acondicionado. Así y todo, aunque salió una hora mas tarde, llegó
unas dos horas antes de lo previsto (para que tengan en cuenta las
compañías españolas...) En total fueron unas 17hs. y media de
travesía con un calor húmedo bastante agobiante.
Por la mañana justo
después de llegar y antes de seguir camino hacia el sur, visitamos
rápidamente Mazatlán, en el estado de Sinaloa, y disfrutamos de su
playa y sus aguas.
Hicimos unas compras en un supermercado de las
afueras y seguimos por la carretera de peaje. Cabe comentar que las
carreteras principales de México son de “cuota” (peaje) o
“libres” (gratuitas). El costo de los peajes es altísimo,
incluso aún más que las autopistas españolas, portuguesas o
francesas (hablando en Euro), y sin embargo la calidad del servicio
deja bastante que desear, aunque ofrecen seguro por accidentes,
servicio médico, grúa y servicio mecánico, el estado del asfalto
es regular o malo en muchos casos. Entonces, por qué convienen las
carreteras de pago?, por la seguridad y por el tiempo. Las carreteras
libres tienen menos vigilancia policial, aparte de pasar por todos
los pueblos, tener mantenimiento nulo, y haber una diferencia de
tiempos de prácticamente el doble a destino. De todas maneras lo
comprobamos a tramos, quizás recorrerlas es interesante si se tiene
mucho tiempo pero corríamos el riesgo de causar algún daño grande
a Furgo además de no querernos exponer demasiado por las carreteras
del estado de Sinaloa. Llegamos por la tarde a Ixtlán del Río, en
el estado de Nayarit, límite con Jalisco.
En el pueblo se vivía el
ambiente festivo del fin de semana antes del día de la
independencia. Luces, mucha gente, feria, puestos callejeros por
todos lados y todos contentos. Nos relajamos en la plaza del pueblo
mirando la gente pasar y luego nos fuimos a dormir a una Pemex, una
estación de servicio de la única compañía petrolera que opera en
el país, tiene precios uniformes en todo el territorio y en general
dan buen servicio. En nuestro caso, después de repostar combustible
les pedimos si nos dejaban quedar allí, ya que están abiertas 24hs
y vigiladas y, como después veríamos en muchas más ocasiones,
aunque un poco ruidosas, es una buena opción para pasar la noche de
forma segura.
Al día siguiente, pasamos por el estado de Jalisco y
la ciudad de Tequila, entre campos sembrados con Ágave (una especie
de planta de Aloe Vera muy grande de la que se extrae un azúcar o
jarabe con el que se hace el tequila). Al mediodía visitamos
Guadalajara, justo en el día del grito de independencia, todo el
casco antiguo estaba cercado por la policía y revisaban a cada
persona que accedía. Nos resultó una ciudad interesante, siguiendo
el estilo de otras grandes ciudades coloniales latinas. Una plaza
central muy grande con edificios antiguos y grandes iglesias. No
pudimos apreciarla en todo su esplendor debido a la constante lluvia.
Después de un par de horas seguimos siempre por la carretera de
cuota hacia el este, en dirección a Veracruz, en el Golfo de México.
Paramos a dormir en otra Pemex en Atlacomulco, justo antes de donde
empieza el “Arco Norte”, una nueva carretera que rodea a la
ciudad de Mexico DF por el norte y que fue inaugurada este año. No
quisimos entrar en Mexico DF porque sabíamos que el tráfico sería
un caos y no queríamos exponernos y por equivocación caer en algún
barrio peligroso, mas allá del stress de conducir y encontrar un
lugar para estacionar.
En seguida después de Atlacomulco, está la
ciudad de Tula, donde entramos para visitar una zona arqueológica
con pirámides, restos de palacios, los “Atlantes”, que son
estatuas representando a guerreros de unos 4,5mts de altura, otrora
columnas del templo sobre la pirámide, y dos campos de juego de
pelota. Llegamos bastante temprano por lo que pudimos disfrutar de
las ruinas en relativa soledad.
En el mismo día nos dió tiempo de
llegar a Teotihucán, al este de México DF y visitar uno de los
complejos arqueológicos más famosos del país, que incluyen las
gigantescas pirámides del sol y de la luna, mas allá de palacios,
otras pirámides menores y templos. Si bien el tiempo no acompañaba
demasiado, el lugar es impresionante y es difícil imaginarse lo que
habrá sido en su apogeo. Caben destacar dos cosas, los que las
construyeron no eran ni Aztecas ni Mayas, ni Toltecas ni Mexicalis,
eran Teotihuacanos. Y la ciudad ya había sido abandonada varios
cientos de años antes de la llegada de los Españoles, al igual que
la de Tula.
Ya bien entrada la tarde seguimos hacia Veracruz,
sabiendo que sería bastante difícil llegar a un horario razonable.
Después de rodear Puebla, ciudad muy industrial por lo que
apreciamos, preguntamos en una caseta de peaje sobre un pueblo que
vimos y no nos recomendaron quedarnos allí, por lo que decidimos
seguir un poco más y parar cerca de Orizaba. Unos 30km. Antes de
llegar, la carretera empieza un descenso muy pronunciado y sinuoso
desde unos 2500mts hacia un valle casi a nivel del mar. Si bien ya
era de noche, la carretera estaba muy bien marcada, por lo que no
tuvimos incovenientes. Paramos en otra Pemex en el pueblo de Maltrata
donde dormimos y a media mañana del día siguiente ya nos
encontrábamos en el puerto de Veracruz, habiendo terminado nuestro
cruce desde el Pacífico hasta el Atlántico, en el Golfo de Mexico.
os vais a poner hasta el gorro de tacos, burritos, chimichurris..... que envidiaaaaa!!!!! Cuando llegueis mas cerca de mi hermana, teneis que probar los elotes de maiz tiernos con un poquito de crema...es mas... me harias muy feliz si te hicieras una foto comiendo con mi hermana...ji ji... por cierto, se me olvidaba una sola cosilla que hace tiempo que no te digo pablo: ROCABILLYYYYYYYYYY!!!!1
ResponderEliminarMónicaaa!, gracias por la ayuda y el buen rollito! no te preocupes, ya estamos familiarizándonos muy bien con la cocina centroamericana! Esperamos encontrarnos con tu hermana y si es así, nos sacaremos una foto comiendo juntos, así te damos aún más envidia (...pero de la buena!)
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