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miércoles, 18 de septiembre de 2013

13 - De Las Vegas a las Californias.



Del 4 al 10 de Setiembre, 2013.

Al entrar con un calor agobiante al estado de Nevada, nos paramos en un centro de atención al visitante, allí nos dieron algo de información sólo sobre la ciudad de Las Vegas, es que nadie supone que uno puede ir a Nevada para visitar otra cosa (aunque Nevada tienen otras muchas cosas interesantes). En ese punto decidimos que con el calor que hacía, sería bastante coherente reservar una habitación de hotel para la noche, sabiendo que los precios en Las Vegas pueden ser bajos si se tiene algo de suerte (en esta ciudad la suerte es moneda corriente, en general la mala...). Después de intentar con el teléfono del centro de visitantes y que nos dejaran a la espera, decidimos probar la forma tradicional: parking de un Mcdonalds, conexión a internet y buscadores conocidos.

Tuvimos suerte y conseguimos un buen hotel, el Palace Station, a sólo 14U$S la noche, con cama extragrande, y, por supuesto, baño privado. Claro, ellos luego cargan otros 15U$S por los “servicios” que incluyen teléfono, internet y transporte al centro o al aeropuerto y que uno no tiene opción de  negarse. Asimismo el precio es más que razonable.
Con el hotel reservado llegamos a esa ciudad inventada en el desierto con una tormenta eléctrica muy fuerte, lluvia torrencial y vientos que amenazaban con sacarnos de la autopista en cualquier momento.


 
Por suerte, cuando llegamos, nuestro hotel era un oasis, tal como esperábamos, y después de esquivar unas cuantas máquinas traga monedas en el lobby, pudimos relajarnos con una buena ducha en nuestra habitación.
Por la noche, que es cuando Las Vegas tiene más sentido, nos fuimos con el transfer del hotel hasta la calle “The Strip”, donde están la mayoría de hoteles casino más conocidos.










Qué se puede decir de Las Vegas que ya no se sepa? Creemos que poco. Las Vegas es el arte de lo artificial, allí todo brilla, desde los impolutos canales de Venecia, la torre Eiffel, o la brillante esfinge egipcia.  palacios ultra modernos y tecnología sin reparos aplicados a la opulencia, al poder del dinero y al demostrar que con papeles verdes todo se hace, todo se tiene, no hay límites. Aunque sea en medio de un desierto, y a veces de forma tan barroca que raya el mal gusto.



Luego de recorrer The Strip decidimos que también veríamos la calle donde todo nació, la calle Freemont, que desde hace ya unos años está techada por una cubierta parabólica que a su vez es una  gigantesca pantalla de unos 400mts de longitud. Aquí encontramos un poco más de esencia, conciertos en vivo, aires decadentes, neón “del viejo”,  muchos borrachos y otros tantísimos personajes estrafalarios. Volvimos a nuestro hotel bien pasada la medianoche para hacer lo que se supone que mantiene todo ese “oasis” vivo: Jugar! Nosotros no íbamos a apostar ni un dólar, pero sí nos hicimos socios de su club de jugadores, como habíamos hecho en New Mexico. Con el dinero de bienvenida  (3U$S por tarjeta), ganamos unos 9U$S, vale, no nos hicimos millonarios, pero al menos nos fuimos otra vez con dinero en las manos...




Por la mañana y después de aprovecharnos de la piscina del hotel donde nos refrescamos un buen rato, cerca del mediodía, salimos hacia California, por el camino más corto, y el más duro: El Valle De La Muerte.
Cruzar este desierto que es a la vez un parque nacional, son unos 220km. Este lugar tiene el récord de haber alcanzado la temperatura más alta registrada jamás en el mundo 57ºC. Muy cerca de la entrada del parque y con el sol del mediodía derritiéndonos, se nos cortó el  cable del acelerador de Furgo, malas noticias, otra vez tirados, en el medio de la nada. Manteniendo la calma en la banquina de la carretera casi desierta, Pablo pudo hacer una reparación provisoria mientras Malén improvisaba un poco de sombra con un paraguas. Así que con algunos elementos de emergencia, un poco de voluntad y nuestras manos temblando y no precisamente de frío..., lo conseguimos!




Decidimos seguir pese a todo, confiando en nuestra reparación, que por suerte funcionó perfectamente.
El Valle De La Muerte, fue un lago que hace unos 10.000 años terminó de secarse, dejando un lecho vacío por debajo del nivel del mar, entre dos cadenas montañosas. El calor extremo se produce debido a que el aire caliente del valle, no puede salir de entre las montañas y se “recicla”, calentándose aún más y más, alcanzando temperaturas como las antes mencionadas. Bueno, no vimos demasiado más del parque que la ruta principal, que ya es bastante. Con nuestro termómetro por arriba de los 50º, sin aire acondicionado, y con la incertidumbre sobre la resistencia de Furgo, no podíamos pensar demasiado más que en cruzar lo antes posible.






Lo peor fue la salida del valle. En 36km y en una sola subida, se pasa de los casi 70mts. debajo del nivel del mar hasta los alrededor de 3000mts. sobre el nivel del mar. Pobre Furgo...






Superada la prueba de resistencia de los tres, salimos del desierto cruel ya en California y nos dirigimos hacia el norte por otro valle mas verde, preguntándonos si podríamos entrar en el parque nacional de Yosemite, que estaba siendo devastado desde hacía más de 2 semanas por uno de los peores incendios forestales en la historia de los Estados Unidos. Dormimos en las afueras de la ciudad de Bishop, en la montaña, de nuevo rodeados de un paisaje hermoso. Por la mañana averiguamos si podíamos encontrar algún cable similar al roto para adaptar, y como no encontramos nada, decidimos fabricar uno nuevo, compramos los materiales en la ferretería y seguimos. 

No pudimos ingresar al parque de Yosemite, así que seguimos al norte hasta el lago Tahoe donde paramos a comer y a darnos un baño, todo el paisaje de las montañas de la zona está afectada por una nube de humo color marrón, que, como comprobamos, llega hasta San Francisco. Cerca del lago Tahoe, en las montañas viven Jim, un viejo amigo de Malén y su familia y su novia Jamie. Nos recibieron en su casa de campo y nos prepararon una deliciosa cena, escuchamos excelente música y nos lo pasamos genial con ellos. 





Por la mañana visitamos la zona y su tierra, compramos verduras en una huerta donde charlamos con su dueña, y Pablo fabricó el cable de Furgo para que esté lista para seguir. Vale comentar que la gente del campo deja la verdura y frutas en cajones o cestas junto a una balanza y una pequeña lista de precios en un puesto en la calle, pero no hay nadie en el puesto. Uno se sirve lo que quiera, lo pesa, deja el dinero en una cajita que hay y ya está!. Confianza plena y honestidad.






Cuidado: no cruce este campo a menos que pueda hacerlo en 9,9 segundos. Nuestro toro lo hace en 10 redondos.


Después de otra comida estupenda con nuestro amigos, que nos brindaron la mejor de las hospitalidades y nos hicieron sentir como en casa, nos despedimos y salimos con destino a San Francisco, más precisamente a Oakland, que está separada sólo por un puente, donde nos esperaba Mark, amigo de Pablo. Con Mark como guía recorrimos los puntos más bonitos de San Francisco, sus muelles y sus calles empinadas, el Golden Gate, que estuvo cubierto por una nube igual que el resto de la bahía, y la ciudad de Oakland y Berkley. También nos invitó a una pizza fantástica y por la noche, en casa de otros amigos de Mark, Pablo cocinó matambre a la leche, un plato típico argentino (el corte que conseguimos no estamos seguros de que haya sido matambre, pero al final quedó muy rico). 








San Francisco es una ciudad con mucha personalidad, tanto en su arquitectura, el espíritu innovador de su gente y sus universidades, como en sus paisajes y también su clima, fresco y ventoso (aún así, la nube de la bahía permaneció estancada allí por dos días...). Mark fue un excelente anfitrión y le estamos muy agradecidos, esperamos verlo otra vez en Argentina!
Bajamos hacia el sur siguiendo la interestatal 5 que recorre toda California de Norte a Sur por un valle que este año está extremadamente seco, entre plantaciones de frutales, nueces, viñedos y carteles de los productores quejándose de los recortes en el suministro de agua para riego.



Pasamos de largo Los Ángeles y toda la parafernalia de Hollywood y paramos a dormir en casa de Brando (marido de Mabel, amiga de Malén), en Costa Mesa. Cenamos juntos, charlamos bastante y por la mañana temprano nos ayudó a hacer los trámites del seguro de Furgo para México y a conseguir buenos mapas. Brando, que por cierto es un excelentísimo guitarrista, demostró también ser un muy buen anfitrión, aunque él crea que no, gracias Brando!.





Luego de los trámites pusimos rumbo sur, pasamos por San Diego y de repente nos topamos con la frontera de Tijuana, estado de Baja California, México. Y aquí termina nuestro recorrido por Estados Unidos...

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