Del 17 al 19 de Septiembre, 2013
Veracruz es bonita. Si
bien es una ciudad portuaria, de hecho, el principal puerto mexicano
en el Atlántico, y que el puerto está a unos pocos cientos de
metros del centro de la ciudad, conserva cierto encanto, tiene un
fuerte, su plaza central, su catedral y mas o menos todo lo que
tienen las demás ciudades. De día y con lluvia es una cosa y lo
comprobamos mientras recorrimos el malecón, el centro histórico y
buscábamos un lugar para lavar algo de ropa, que encontramos fácil,
ya que en el centro hay muchos locales mas o menos improvisados que
ofrecen servicios de baños, duchas, lavandería, y locutorio o
internet (sí, todo junto).
Comimos pescado muy bueno y a buen precio
en un pequeño restaurante propiedad de una empresa de pescadería y
después de recoger la ropa nos fuimos siguiendo la línea de playas
hacia el sur, que es la zona turística de Boca del Río, donde
también se encuentran centros comerciales, acuarios, hoteles, etc.
Luego de visitar un centro comercial y con el tiempo un poco mas
estable, decidimos ir a alguna playa a darnos un baño.
Lamentablemente allí nos topamos con la realidad: época de
huracanes, tormentas todos los días y playas muy sucias con restos
de ramas, mucha basura natural y plásticos, botellas, y demás
basura de la que dejamos los humanos por doquier, arrastrada por los
desagües hasta los ríos y canales y luego al mar.
Logramos darnos un baño
y nos fuimos al muelle de la marina, donde atracaban las lanchas
guardacostas, pedimos si nos dejaban estacionar para pasar la noche
y, como siempre nos dijeron que sin problemas y que nos cuidarían.
También tuvimos una buena e interesante conversación con el oficial
de guardia.
Decíamos que Veracruz de
día es una cosa. De noche es otra: se enciende, vive. Todo se
ilumina, la gente sale a caminar en familia por el malecón, otros
venden de todo, los niños corretean y hay ambiente de fiesta.
Desgraciadamente la gente
de la marina nos confirmó que el mal tiempo iba a seguir toda la
semana y que probablemente iría a peor en la zona de la península
de Yucatán, nuestro siguiente destino, por lo que visto que no
podríamos disfrutar de las playas y de que era probable que cierren
carreteras como ya lo venían haciendo hacia el norte del estado,
decidimos cambiar nuestra ruta y adentrarnos hacia el estado de
Chiapas, lo que más nos dolió fue saber que no incluiríamos a
Belize en nuestro recorrido , ya que también estaba siendo azotada
por tormentas y huracanes.
Con la lluvia como
constante compañera, por la mañana pusimos rumbo al interior,
atravesamos primero las zonas costeras del sur del estado de
Veracruz, que alternan con grandes zonas de lagunas y bajos
anegables. En la ruta nos fuimos encontrando con caminos y puentes
cortados en los cuales tuvimos que tomar desvíos. Algo más tarde
fuimos pasando por pueblos enteros a orillas de lagunas o ríos con
el agua inundando sus cultivos, patios y, en muchos casos, con el
agua dentro de sus casas. Pudimos sintonizar una radio de noticias en
la que informaban que después del huracán Ingrid, mucha gente había
perdido todo y que ya en esta temporada de huracanes habían
fallecido alrededor de 30 personas. Más adelante, y charlando con
otras personas, nos comentaron que las cifras de los medios de
información eran falsas. En realidad muchas más personas habían
desaparecido o fallecido debido a las inundaciones, desplazamiento de
tierras y derrumbes. (nos hablaron de poblados enteros). Siempre son
los mas pobres los que pagan por la desidia, corrupción y dejadez de
los gobiernos que aún sabiendo que cada año en la temporada de
huracanes ocurre lo mismo, no hacen nada para prevenir y evitar esas
muertes, generalmente de gente muy pobre. Eso sí, son a los primeros
que recurren cuando necesitan sus votos...
Ya dentro del interior y
saliendo de la zona inundada, el paisaje iba cambiando a cultivos de
caña de azúcar y más adelante vimos un gran ingenio azucarero. Al
incorporarnos a otra carretera de peaje nos encontramos con una
manifestación de los trabajadores y productores de caña de azúcar
que habían tomado la estación de peaje con un piquete reclamando el
pago de su trabajo que no le habían realizado. Lo que hacían era
cobrar un “peaje” bastante mas accesible que el de la carretera
(que es del gobierno), como manera de protesta, de forma pacífica,
explicándole de forma amable la problemática a todos los que
pasaban.
Llegamos bastante tarde a
Tuxla Gutierrez, la capital del estado de Chiapas, hicimos las
compras en un supermercado de la entrada y nos dirigimos al centro de
la ciudad para encontrar un lugar para pasar la noche. Nos
encontramos con un caos de atasco y tráfico, debido a otra
manifestación, esta vez a cargo de los maestros del estado, que
habían acampado a lo largo de las calles centrales de la ciudad,
interrumpiendo todo el tráfico. Estos, como más tarde nos lo
explicarían, reclamaban la detención de un proyecto de ley por
parte del nuevo gobierno nacional que entre otras cosas prevé el
despido de miles de maestros, la promoción de educación privada
sobre la pública, el no reconocimiento de antigüedad y retraso de
varios años en la edad de jubilación. Todo, sin el consenso ni
debate con los protagonistas, los educadores. No dejamos de sentirnos
identificados y ver un cierto paralelismo con la problemática y la
manera de hacer las cosas por parte de los gobernantes elegidos por
el pueblo, ya que en Mallorca, en este mismo momento los maestros
están también en huelga indefinida y manifestaciones por una
actitud semejante por parte del gobierno de Baleares y por una
problemática no muy diferente, que se refiere a la calidad de la
educación, y la implantación de proyectos de forma autoritaria, sin
haberse consultado o pactado con sindicatos y comunidad educativa.
Apenas pudimos salir de
los atascos, ya bien entrada la noche, y después de probar en un par
de estaciones de servicio, encontramos al fin una que nos de
protección, y, después de un día realmente agotador al fin pudimos
relajarnos.
Muy temprano a la mañana
recorrimos los pocos kilómetros que separan Tuxla Gutierrez de
Chiapa de Corzo, un pueblo pequeño, con un bonito centro que, como
siempre incluye la plaza, glorieta, una iglesia y edificios
coloniales, en este caso también una fuente de forma peculiar que en
su tiempo proveía de agua potable a los vecinos, y, lo más
atractivo del pueblo, el Cañón del Sumidero. Enseguida al
estacionarnos en la plaza, un niño de 11 años llamado Juan, muy
profesionalmente, nos ofreció los servicios de su empresa para
realizar la excursión al cañón y además nos ofreció el
estacionamiento del embarcadero para pasar la noche.
La
parte negativa de la excursión (sin contar la lluvia, que es algo
que sabíamos que en esta época es diaria) es que en el momento en
que el río deja de tener corriente al encontrarse con el agua
embalsada, se hace un gran tapón flotante de todos los deshechos
arrastrados por las lluvias desde los afluentes, muchos orgánicos,
ramas y arbustos, pero lo que llama la atención es la inmensa
cantidad de plásticos, latas y toda clase de materiales, que dan una
imagen realmente desagradable al lugar, mas allá de poner en serio
riesgo la navegación, debido a que los motores de las lanchas a
duras penas pueden sortear los obstáculos.
Cuando piensas que ya lo viste todo...shopping center flotante al final del Sumidero! |
Se puede observar algo de
fauna, aves marinas y algunos cocodrilos descansando en las orillas,
pero en general la mayor parte de la fauna de México, al menos lo
que nos contaron, ha sido completamente arrasada en los lugares
cercanos a los centros poblados. En Chiapa de Corzo tuvimos
oportunidad de conversar con la gente de una entidad que da
asesoramiento a los microproductores sobre técnica y
comercialización de cultivos y ganado. También pudimos disfrutar
del ambiente festivo de la noche en el pueblo, que, como comprobamos
en todo lo que recorrimos de México, es una constante ya que el mes
de Septiembre es el mes patrio.