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domingo, 29 de septiembre de 2013

15 - Esquivando huracanes. (Descubriendo realidades)



Del 17 al 19 de Septiembre, 2013


 Veracruz es bonita. Si bien es una ciudad portuaria, de hecho, el principal puerto mexicano en el Atlántico, y que el puerto está a unos pocos cientos de metros del centro de la ciudad, conserva cierto encanto, tiene un fuerte, su plaza central, su catedral y mas o menos todo lo que tienen las demás ciudades. De día y con lluvia es una cosa y lo comprobamos mientras recorrimos el malecón, el centro histórico y buscábamos un lugar para lavar algo de ropa, que encontramos fácil, ya que en el centro hay muchos locales mas o menos improvisados que ofrecen servicios de baños, duchas, lavandería, y locutorio o internet (sí, todo junto). 

 






Comimos pescado muy bueno y a buen precio en un pequeño restaurante propiedad de una empresa de pescadería y después de recoger la ropa nos fuimos siguiendo la línea de playas hacia el sur, que es la zona turística de Boca del Río, donde también se encuentran centros comerciales, acuarios, hoteles, etc. Luego de visitar un centro comercial y con el tiempo un poco mas estable, decidimos ir a alguna playa a darnos un baño. Lamentablemente allí nos topamos con la realidad: época de huracanes, tormentas todos los días y playas muy sucias con restos de ramas, mucha basura natural y plásticos, botellas, y demás basura de la que dejamos los humanos por doquier, arrastrada por los desagües hasta los ríos y canales y luego al mar. 







Logramos darnos un baño y nos fuimos al muelle de la marina, donde atracaban las lanchas guardacostas, pedimos si nos dejaban estacionar para pasar la noche y, como siempre nos dijeron que sin problemas y que nos cuidarían. También tuvimos una buena e interesante conversación con el oficial de guardia. 



Decíamos que Veracruz de día es una cosa. De noche es otra: se enciende, vive. Todo se ilumina, la gente sale a caminar en familia por el malecón, otros venden de todo, los niños corretean y hay ambiente de fiesta.
Desgraciadamente la gente de la marina nos confirmó que el mal tiempo iba a seguir toda la semana y que probablemente iría a peor en la zona de la península de Yucatán, nuestro siguiente destino, por lo que visto que no podríamos disfrutar de las playas y de que era probable que cierren carreteras como ya lo venían haciendo hacia el norte del estado, decidimos cambiar nuestra ruta y adentrarnos hacia el estado de Chiapas, lo que más nos dolió fue saber que no incluiríamos a Belize en nuestro recorrido , ya que también estaba siendo azotada por tormentas y huracanes. 




Con la lluvia como constante compañera, por la mañana pusimos rumbo al interior, atravesamos primero las zonas costeras del sur del estado de Veracruz, que alternan con grandes zonas de lagunas y bajos anegables. En la ruta nos fuimos encontrando con caminos y puentes cortados en los cuales tuvimos que tomar desvíos. Algo más tarde fuimos pasando por pueblos enteros a orillas de lagunas o ríos con el agua inundando sus cultivos, patios y, en muchos casos, con el agua dentro de sus casas. Pudimos sintonizar una radio de noticias en la que informaban que después del huracán Ingrid, mucha gente había perdido todo y que ya en esta temporada de huracanes habían fallecido alrededor de 30 personas. Más adelante, y charlando con otras personas, nos comentaron que las cifras de los medios de información eran falsas. En realidad muchas más personas habían desaparecido o fallecido debido a las inundaciones, desplazamiento de tierras y derrumbes. (nos hablaron de poblados enteros). Siempre son los mas pobres los que pagan por la desidia, corrupción y dejadez de los gobiernos que aún sabiendo que cada año en la temporada de huracanes ocurre lo mismo, no hacen nada para prevenir y evitar esas muertes, generalmente de gente muy pobre. Eso sí, son a los primeros que recurren cuando necesitan sus votos...






Ya dentro del interior y saliendo de la zona inundada, el paisaje iba cambiando a cultivos de caña de azúcar y más adelante vimos un gran ingenio azucarero. Al incorporarnos a otra carretera de peaje nos encontramos con una manifestación de los trabajadores y productores de caña de azúcar que habían tomado la estación de peaje con un piquete reclamando el pago de su trabajo que no le habían realizado. Lo que hacían era cobrar un “peaje” bastante mas accesible que el de la carretera (que es del gobierno), como manera de protesta, de forma pacífica, explicándole de forma amable la problemática a todos los que pasaban.
Llegamos bastante tarde a Tuxla Gutierrez, la capital del estado de Chiapas, hicimos las compras en un supermercado de la entrada y nos dirigimos al centro de la ciudad para encontrar un lugar para pasar la noche. Nos encontramos con un caos de atasco y tráfico, debido a otra manifestación, esta vez a cargo de los maestros del estado, que habían acampado a lo largo de las calles centrales de la ciudad, interrumpiendo todo el tráfico. Estos, como más tarde nos lo explicarían, reclamaban la detención de un proyecto de ley por parte del nuevo gobierno nacional que entre otras cosas prevé el despido de miles de maestros, la promoción de educación privada sobre la pública, el no reconocimiento de antigüedad y retraso de varios años en la edad de jubilación. Todo, sin el consenso ni debate con los protagonistas, los educadores. No dejamos de sentirnos identificados y ver un cierto paralelismo con la problemática y la manera de hacer las cosas por parte de los gobernantes elegidos por el pueblo, ya que en Mallorca, en este mismo momento los maestros están también en huelga indefinida y manifestaciones por una actitud semejante por parte del gobierno de Baleares y por una problemática no muy diferente, que se refiere a la calidad de la educación, y la implantación de proyectos de forma autoritaria, sin haberse consultado o pactado con sindicatos y comunidad educativa.
Apenas pudimos salir de los atascos, ya bien entrada la noche, y después de probar en un par de estaciones de servicio, encontramos al fin una que nos de protección, y, después de un día realmente agotador al fin pudimos relajarnos.





 












Muy temprano a la mañana recorrimos los pocos kilómetros que separan Tuxla Gutierrez de Chiapa de Corzo, un pueblo pequeño, con un bonito centro que, como siempre incluye la plaza, glorieta, una iglesia y edificios coloniales, en este caso también una fuente de forma peculiar que en su tiempo proveía de agua potable a los vecinos, y, lo más atractivo del pueblo, el Cañón del Sumidero. Enseguida al estacionarnos en la plaza, un niño de 11 años llamado Juan, muy profesionalmente, nos ofreció los servicios de su empresa para realizar la excursión al cañón y además nos ofreció el estacionamiento del embarcadero para pasar la noche. 



Al mediodía junto a otros turistas embarcamos hacia la excursión de 2hs y media. El Cañón del Sumidero está surcado por el río Grijalva. Sus paredes llegan a alcanzar los 1000mts de altura sobre el nivel del río y están impresionantemente  cubiertas de frondosa vegetación. A lo largo van cayendo cascadas que, en otros países serían por sí mismas la principal atracción. Más adelante el río está embalsado por una presa. 





La parte negativa de la excursión (sin contar la lluvia, que es algo que sabíamos que en esta época es diaria) es que en el momento en que el río deja de tener corriente al encontrarse con el agua embalsada, se hace un gran tapón flotante de todos los deshechos arrastrados por las lluvias desde los afluentes, muchos orgánicos, ramas y arbustos, pero lo que llama la atención es la inmensa cantidad de plásticos, latas y toda clase de materiales, que dan una imagen realmente desagradable al lugar, mas allá de poner en serio riesgo la navegación, debido a que los motores de las lanchas a duras penas pueden sortear los obstáculos. 



Cuando piensas que ya lo viste todo...shopping center flotante al final del Sumidero!
Se puede observar algo de fauna, aves marinas y algunos cocodrilos descansando en las orillas, pero en general la mayor parte de la fauna de México, al menos lo que nos contaron, ha sido completamente arrasada en los lugares cercanos a los centros poblados. En Chiapa de Corzo tuvimos oportunidad de conversar con la gente de una entidad que da asesoramiento a los microproductores sobre técnica y comercialización de cultivos y ganado. También pudimos disfrutar del ambiente festivo de la noche en el pueblo, que, como comprobamos en todo lo que recorrimos de México, es una constante ya que el mes de Septiembre es el mes patrio.

domingo, 22 de septiembre de 2013

14 – En México (La otra California y hacia el Golfo)


Del 10 al 17 de Setiembre, 2013 

Decíamos en el título del anterior post “Las Californias”, y se debe a que esta región, antes toda mexicana y ahora separada por una muralla, se comparte en el norte por la California de Estados Unidos y en el sur por los estados de Baja California y Baja California Sur, en México y que comprende la península que corre paralela a la costa del Pacífico por más de 1500km.
Sin ningún tipo de control de salida ni nada parecido en el lado de USA, llegamos al puesto fronterizo mexicano de Tijuana, que está totalmente modernizado, nos recibieron muy amablemente, nos explicaron los trámites y en breves momentos estábamos circunvalando la ciudad de Tijuana, donde vimos como del lado mexicano de la muralla se apelotonan cientos de personas en improvisados y miserables campamentos en busca, nos imaginamos, de poder algún día acceder a un futuro mejor en “la tierra de las oportunidades” del primer mundo. Como se pueden imaginar, el contraste es impresionante. 




Justo después de la frontera empieza una autopista de peaje hacia las playas de Baja California. Por ellas nos dirigimos hasta Ensenada, una ciudad pequeña con una playas muy extensas y bonitas. En información al turista nos atendieron muy bien y nos dijeron que podíamos dormir en el estacionamiento de la playa, así que allí fuimos. El lugar, al caer el sol, es el punto de encuentro de los locales que se llegan en sus coches a tomar cerveza, escuchar música a todo volumen en sus autos o a contratar por unos pesos a los músicos que pululan por el lugar. Allí charlamos un buen rato con unos jóvenes (Quique, Daniel y sus novias) que comparaban a Pablo con Gustavo Cerati y nos interiorizamos de la vida de los lugareños. A eso de medianoche tres patrulleros con sirenas y luces, siguiendo un ritual diario, echaron a toda la gente del estacionamiento. Nosotros les dijimos que estábamos allí para pasar la noche y que nos habían recomendado desde información, así que hicieron una excepción, nos dejaron y estuvieron patrullando toda la noche alrededor nuestro, por lo que dormimos muy seguros.




Salimos por la mañana hacia el sur, para empezar a acortar los casi 1400km que nos separaban de La Paz, ciudad donde nos embarcaríamos en el ferry hacia el continente (si se puede llamar así). El paisaje va variando de árido a valles con mucha producción agropecuaria, especialmente verduras y hortalizas, viñedos y maiz. En ciertas partes hay bosques de cactus de varios tipos, algunos nos resultaron muy curiosos debido a sus formas extrañas para nosotros. Pasamos varios pueblos que se extienden desordenadamente a lo largo de la carretera y al atardecer nos paramos en Cataviñas, un pueblito minúsculo, donde preguntamos a un vecino que nos dijo que podíamos quedarnos en un terreno donde estaban construyendo una iglesia. 


 




El lugar era magnífico, el cielo muy claro y el pueblo muy tranquilo.
Siguiendo al sur la carretera va zigzagueando de oeste a este, así que después de cruzar el desierto central de la península y de varios controles del ejército donde nos revisaban a Furgo (siempre de forma respetuosa y amable), llegamos a la costa este a Guerrero Negro, ya en Baja California Sur. Intentamos hacer un trámite restante para la importación temporal de Furgo, ya que como Baja California es de libre importación, hay que hacer el trámite antes de entrar al continente, nos informaron que lo haríamos antes de cruzar y continuamos hacia el sur otra vez. Nos detuvimos a comer en un pueblo a orillas de mar y más tarde paramos en una playa paradisíaca llamada Santispac, donde descansamos y nos dimos un buen baño. 











Llegamos bastante oscuro a Loreto, que en su tiempo fue la capital de “todas” las Californias, incluida la de USA. Es una ciudad colonial pequeña, muy bonita con edificios públicos, plazas y un malecón (paseo marítimo) muy cuidados. Dormimos otra vez frente al mar, al frente del cuartel de la Armada mexicana, otra vez bien custodiados y con un paisaje privilegiado de vistas al mar. Al mediodía del día siguiente llegábamos a La Paz, hicimos nuestro trámite y nos enteramos que estaba por salir un ferry de una compañía económica que desconocíamos hacia Mazatlán, así que alistamos todo enseguida, pasamos aduanas, donde Pablo al presionar el botón le salió rojo (revisión completa), nos hicieron quitar todo el equipaje para comprobar que no llevábamos nada “declarable”, y nos embarcamos en el “ferry-carguero” hacia Mazatlán. 

 
Este ferry “de los camioneros” fue toda una experiencia, ya que acostumbrados a viajar con los estándares de seguridad europeos, nos resultó divertida la vida abordo. La sala de butacas (recicladas de alguna vieja aerolínea) era a su vez un dormitorio improvisado donde el que llegaba primero elegía una fila donde tirar su colchoneta. 

 






El comedor donde servían la comida (por cierto, incluida en el precio) parecía un bar de barrio bajo, cumbia a tope, mesas compartidas y caras recias. El que las servía parecía un cocinero carcelario sacado de alguna película. Cuando les preguntamos si podíamos dormir con Furgo, nos dijeron: por supuesto!! Claro, impensable en Europa, pero absolutamente normal allí, igual que fumar o dejar el camión en marcha para dormir con el aire acondicionado. Así y todo, aunque salió una hora mas tarde, llegó unas dos horas antes de lo previsto (para que tengan en cuenta las compañías españolas...) En total fueron unas 17hs. y media de travesía con un calor húmedo bastante agobiante.

 



Por la mañana justo después de llegar y antes de seguir camino hacia el sur, visitamos rápidamente Mazatlán, en el estado de Sinaloa, y disfrutamos de su playa y sus aguas. 













Hicimos unas compras en un supermercado de las afueras y seguimos por la carretera de peaje. Cabe comentar que las carreteras principales de México son de “cuota” (peaje) o “libres” (gratuitas). El costo de los peajes es altísimo, incluso aún más que las autopistas españolas, portuguesas o francesas (hablando en Euro), y sin embargo la calidad del servicio deja bastante que desear, aunque ofrecen seguro por accidentes, servicio médico, grúa y servicio mecánico, el estado del asfalto es regular o malo en muchos casos. Entonces, por qué convienen las carreteras de pago?, por la seguridad y por el tiempo. Las carreteras libres tienen menos vigilancia policial, aparte de pasar por todos los pueblos, tener mantenimiento nulo, y haber una diferencia de tiempos de prácticamente el doble a destino. De todas maneras lo comprobamos a tramos, quizás recorrerlas es interesante si se tiene mucho tiempo pero corríamos el riesgo de causar algún daño grande a Furgo además de no querernos exponer demasiado por las carreteras del estado de Sinaloa. Llegamos por la tarde a Ixtlán del Río, en el estado de Nayarit, límite con Jalisco. 


En el pueblo se vivía el ambiente festivo del fin de semana antes del día de la independencia. Luces, mucha gente, feria, puestos callejeros por todos lados y todos contentos. Nos relajamos en la plaza del pueblo mirando la gente pasar y luego nos fuimos a dormir a una Pemex, una estación de servicio de la única compañía petrolera que opera en el país, tiene precios uniformes en todo el territorio y en general dan buen servicio. En nuestro caso, después de repostar combustible les pedimos si nos dejaban quedar allí, ya que están abiertas 24hs y vigiladas y, como después veríamos en muchas más ocasiones, aunque un poco ruidosas, es una buena opción para pasar la noche de forma segura. 



Al día siguiente, pasamos por el estado de Jalisco y la ciudad de Tequila, entre campos sembrados con Ágave (una especie de planta de Aloe Vera muy grande de la que se extrae un azúcar o jarabe con el que se hace el tequila). Al mediodía visitamos Guadalajara, justo en el día del grito de independencia, todo el casco antiguo estaba cercado por la policía y revisaban a cada persona que accedía. Nos resultó una ciudad interesante, siguiendo el estilo de otras grandes ciudades coloniales latinas. Una plaza central muy grande con edificios antiguos y grandes iglesias. No pudimos apreciarla en todo su esplendor debido a la constante lluvia. 




Después de un par de horas seguimos siempre por la carretera de cuota hacia el este, en dirección a Veracruz, en el Golfo de México. Paramos a dormir en otra Pemex en Atlacomulco, justo antes de donde empieza el “Arco Norte”, una nueva carretera que rodea a la ciudad de Mexico DF por el norte y que fue inaugurada este año. No quisimos entrar en Mexico DF porque sabíamos que el tráfico sería un caos y no queríamos exponernos y por equivocación caer en algún barrio peligroso, mas allá del stress de conducir y encontrar un lugar para estacionar. 



En seguida después de Atlacomulco, está la ciudad de Tula, donde entramos para visitar una zona arqueológica con pirámides, restos de palacios, los “Atlantes”, que son estatuas representando a guerreros de unos 4,5mts de altura, otrora columnas del templo sobre la pirámide, y dos campos de juego de pelota. Llegamos bastante temprano por lo que pudimos disfrutar de las ruinas en relativa soledad. 



 En el mismo día nos dió tiempo de llegar a Teotihucán, al este de México DF y visitar uno de los complejos arqueológicos más famosos del país, que incluyen las gigantescas pirámides del sol y de la luna, mas allá de palacios, otras pirámides menores y templos. Si bien el tiempo no acompañaba demasiado, el lugar es impresionante y es difícil imaginarse lo que habrá sido en su apogeo. Caben destacar dos cosas, los que las construyeron no eran ni Aztecas ni Mayas, ni Toltecas ni Mexicalis, eran Teotihuacanos. Y la ciudad ya había sido abandonada varios cientos de años antes de la llegada de los Españoles, al igual que la de Tula. 





Ya bien entrada la tarde seguimos hacia Veracruz, sabiendo que sería bastante difícil llegar a un horario razonable. Después de rodear Puebla, ciudad muy industrial por lo que apreciamos, preguntamos en una caseta de peaje sobre un pueblo que vimos y no nos recomendaron quedarnos allí, por lo que decidimos seguir un poco más y parar cerca de Orizaba. Unos 30km. Antes de llegar, la carretera empieza un descenso muy pronunciado y sinuoso desde unos 2500mts hacia un valle casi a nivel del mar. Si bien ya era de noche, la carretera estaba muy bien marcada, por lo que no tuvimos incovenientes. Paramos en otra Pemex en el pueblo de Maltrata donde dormimos y a media mañana del día siguiente ya nos encontrábamos en el puerto de Veracruz, habiendo terminado nuestro cruce desde el Pacífico hasta el Atlántico, en el Golfo de Mexico. 



miércoles, 18 de septiembre de 2013

13 - De Las Vegas a las Californias.



Del 4 al 10 de Setiembre, 2013.

Al entrar con un calor agobiante al estado de Nevada, nos paramos en un centro de atención al visitante, allí nos dieron algo de información sólo sobre la ciudad de Las Vegas, es que nadie supone que uno puede ir a Nevada para visitar otra cosa (aunque Nevada tienen otras muchas cosas interesantes). En ese punto decidimos que con el calor que hacía, sería bastante coherente reservar una habitación de hotel para la noche, sabiendo que los precios en Las Vegas pueden ser bajos si se tiene algo de suerte (en esta ciudad la suerte es moneda corriente, en general la mala...). Después de intentar con el teléfono del centro de visitantes y que nos dejaran a la espera, decidimos probar la forma tradicional: parking de un Mcdonalds, conexión a internet y buscadores conocidos.

Tuvimos suerte y conseguimos un buen hotel, el Palace Station, a sólo 14U$S la noche, con cama extragrande, y, por supuesto, baño privado. Claro, ellos luego cargan otros 15U$S por los “servicios” que incluyen teléfono, internet y transporte al centro o al aeropuerto y que uno no tiene opción de  negarse. Asimismo el precio es más que razonable.
Con el hotel reservado llegamos a esa ciudad inventada en el desierto con una tormenta eléctrica muy fuerte, lluvia torrencial y vientos que amenazaban con sacarnos de la autopista en cualquier momento.


 
Por suerte, cuando llegamos, nuestro hotel era un oasis, tal como esperábamos, y después de esquivar unas cuantas máquinas traga monedas en el lobby, pudimos relajarnos con una buena ducha en nuestra habitación.
Por la noche, que es cuando Las Vegas tiene más sentido, nos fuimos con el transfer del hotel hasta la calle “The Strip”, donde están la mayoría de hoteles casino más conocidos.










Qué se puede decir de Las Vegas que ya no se sepa? Creemos que poco. Las Vegas es el arte de lo artificial, allí todo brilla, desde los impolutos canales de Venecia, la torre Eiffel, o la brillante esfinge egipcia.  palacios ultra modernos y tecnología sin reparos aplicados a la opulencia, al poder del dinero y al demostrar que con papeles verdes todo se hace, todo se tiene, no hay límites. Aunque sea en medio de un desierto, y a veces de forma tan barroca que raya el mal gusto.



Luego de recorrer The Strip decidimos que también veríamos la calle donde todo nació, la calle Freemont, que desde hace ya unos años está techada por una cubierta parabólica que a su vez es una  gigantesca pantalla de unos 400mts de longitud. Aquí encontramos un poco más de esencia, conciertos en vivo, aires decadentes, neón “del viejo”,  muchos borrachos y otros tantísimos personajes estrafalarios. Volvimos a nuestro hotel bien pasada la medianoche para hacer lo que se supone que mantiene todo ese “oasis” vivo: Jugar! Nosotros no íbamos a apostar ni un dólar, pero sí nos hicimos socios de su club de jugadores, como habíamos hecho en New Mexico. Con el dinero de bienvenida  (3U$S por tarjeta), ganamos unos 9U$S, vale, no nos hicimos millonarios, pero al menos nos fuimos otra vez con dinero en las manos...




Por la mañana y después de aprovecharnos de la piscina del hotel donde nos refrescamos un buen rato, cerca del mediodía, salimos hacia California, por el camino más corto, y el más duro: El Valle De La Muerte.
Cruzar este desierto que es a la vez un parque nacional, son unos 220km. Este lugar tiene el récord de haber alcanzado la temperatura más alta registrada jamás en el mundo 57ºC. Muy cerca de la entrada del parque y con el sol del mediodía derritiéndonos, se nos cortó el  cable del acelerador de Furgo, malas noticias, otra vez tirados, en el medio de la nada. Manteniendo la calma en la banquina de la carretera casi desierta, Pablo pudo hacer una reparación provisoria mientras Malén improvisaba un poco de sombra con un paraguas. Así que con algunos elementos de emergencia, un poco de voluntad y nuestras manos temblando y no precisamente de frío..., lo conseguimos!




Decidimos seguir pese a todo, confiando en nuestra reparación, que por suerte funcionó perfectamente.
El Valle De La Muerte, fue un lago que hace unos 10.000 años terminó de secarse, dejando un lecho vacío por debajo del nivel del mar, entre dos cadenas montañosas. El calor extremo se produce debido a que el aire caliente del valle, no puede salir de entre las montañas y se “recicla”, calentándose aún más y más, alcanzando temperaturas como las antes mencionadas. Bueno, no vimos demasiado más del parque que la ruta principal, que ya es bastante. Con nuestro termómetro por arriba de los 50º, sin aire acondicionado, y con la incertidumbre sobre la resistencia de Furgo, no podíamos pensar demasiado más que en cruzar lo antes posible.






Lo peor fue la salida del valle. En 36km y en una sola subida, se pasa de los casi 70mts. debajo del nivel del mar hasta los alrededor de 3000mts. sobre el nivel del mar. Pobre Furgo...






Superada la prueba de resistencia de los tres, salimos del desierto cruel ya en California y nos dirigimos hacia el norte por otro valle mas verde, preguntándonos si podríamos entrar en el parque nacional de Yosemite, que estaba siendo devastado desde hacía más de 2 semanas por uno de los peores incendios forestales en la historia de los Estados Unidos. Dormimos en las afueras de la ciudad de Bishop, en la montaña, de nuevo rodeados de un paisaje hermoso. Por la mañana averiguamos si podíamos encontrar algún cable similar al roto para adaptar, y como no encontramos nada, decidimos fabricar uno nuevo, compramos los materiales en la ferretería y seguimos. 

No pudimos ingresar al parque de Yosemite, así que seguimos al norte hasta el lago Tahoe donde paramos a comer y a darnos un baño, todo el paisaje de las montañas de la zona está afectada por una nube de humo color marrón, que, como comprobamos, llega hasta San Francisco. Cerca del lago Tahoe, en las montañas viven Jim, un viejo amigo de Malén y su familia y su novia Jamie. Nos recibieron en su casa de campo y nos prepararon una deliciosa cena, escuchamos excelente música y nos lo pasamos genial con ellos. 





Por la mañana visitamos la zona y su tierra, compramos verduras en una huerta donde charlamos con su dueña, y Pablo fabricó el cable de Furgo para que esté lista para seguir. Vale comentar que la gente del campo deja la verdura y frutas en cajones o cestas junto a una balanza y una pequeña lista de precios en un puesto en la calle, pero no hay nadie en el puesto. Uno se sirve lo que quiera, lo pesa, deja el dinero en una cajita que hay y ya está!. Confianza plena y honestidad.






Cuidado: no cruce este campo a menos que pueda hacerlo en 9,9 segundos. Nuestro toro lo hace en 10 redondos.


Después de otra comida estupenda con nuestro amigos, que nos brindaron la mejor de las hospitalidades y nos hicieron sentir como en casa, nos despedimos y salimos con destino a San Francisco, más precisamente a Oakland, que está separada sólo por un puente, donde nos esperaba Mark, amigo de Pablo. Con Mark como guía recorrimos los puntos más bonitos de San Francisco, sus muelles y sus calles empinadas, el Golden Gate, que estuvo cubierto por una nube igual que el resto de la bahía, y la ciudad de Oakland y Berkley. También nos invitó a una pizza fantástica y por la noche, en casa de otros amigos de Mark, Pablo cocinó matambre a la leche, un plato típico argentino (el corte que conseguimos no estamos seguros de que haya sido matambre, pero al final quedó muy rico). 








San Francisco es una ciudad con mucha personalidad, tanto en su arquitectura, el espíritu innovador de su gente y sus universidades, como en sus paisajes y también su clima, fresco y ventoso (aún así, la nube de la bahía permaneció estancada allí por dos días...). Mark fue un excelente anfitrión y le estamos muy agradecidos, esperamos verlo otra vez en Argentina!
Bajamos hacia el sur siguiendo la interestatal 5 que recorre toda California de Norte a Sur por un valle que este año está extremadamente seco, entre plantaciones de frutales, nueces, viñedos y carteles de los productores quejándose de los recortes en el suministro de agua para riego.



Pasamos de largo Los Ángeles y toda la parafernalia de Hollywood y paramos a dormir en casa de Brando (marido de Mabel, amiga de Malén), en Costa Mesa. Cenamos juntos, charlamos bastante y por la mañana temprano nos ayudó a hacer los trámites del seguro de Furgo para México y a conseguir buenos mapas. Brando, que por cierto es un excelentísimo guitarrista, demostró también ser un muy buen anfitrión, aunque él crea que no, gracias Brando!.





Luego de los trámites pusimos rumbo sur, pasamos por San Diego y de repente nos topamos con la frontera de Tijuana, estado de Baja California, México. Y aquí termina nuestro recorrido por Estados Unidos...