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viernes, 9 de agosto de 2013

8 - De vuelta en el Imperio

Del 3 al 8 de Agosto, 2013

Lo del título no es casual, ni tampoco una forma despectiva de llamar a los Estados Unidos de parte de algún líder de izquierdas.
Entramos por la frontera de Fort Erie del lado canadiense y de Buffalo en Estados Unidos, que pertenece al estado de New York, autoproclamado The Empire State, o sea, el estado del imperio.



Hay tres pasos fronterizos en el trozo de tierra que separan los lagos Erie y Ontario y que están comunicados por el rio Niágara. Generalmente estos tres pasos están congestionados debido a los controles del lado norteamericano, por suerte cuando pusimos la dirección del GPS donde pensábamos parar a dormir, coincidió que el paso elegido no tenía prácticamente espera, cosa que estaba bien, porque aún nos quedaba camino y se nos hacía de noche.
Nos detuvimos en la cabina de control y enseguida el oficial se sorprendió de ver un vehículo con matrícula europea, por lo que al principio muy cordialmente, pero después no tanto nos preguntó todo acerca de la importación, planes de viaje, qué haríamos si teníamos un accidente sin seguro, cosa que le respondimos enseñándole nuestra póliza y otras cosas. Parece que no quedó muy conforme, sobre todo porque no le dejamos claro qué haríamos con Furgo una vez terminado el viaje. Así que se quedó con nuestros pasaportes, nos invitó a estacionar a un costado, y pasamos a una sala de espera bastante grande llena de gente, sólo algunos parecían canadienses o norteamericanos, el resto era una mezcla multiétnica de todos los continentes, uno se imagina que no importa lo que diga el pasaporte, si eres de piel oscura, tienes los ojos rasgados o, simplemente pareces extranjero, eres potencialmente peligroso.
Después de esperar bastante y de que la sala prácticamente se vaciara (aún había otra sala más pequeña, imaginamos que para un control aún mas exhaustivo), un oficial joven con cara de marine malo nos llama de viva voz, estira la mano en un gesto bastante ridículo con el pasaporte de Pablo y pregunta: “de dónde es este pasaporte?” A lo que Pablo respondió: “Italia”. Hizo lo mismo con el pasaporte de Malén y luego preguntó: “Cómo se conocieron?” seguido de un interrogatorio interminable, repitiéndose cada unas pocas preguntas para ver si lograba que nos contradigamos. Ya nos habían advertido de esta práctica y en verdad esperábamos que nos pregunten más de lo habitual, aún así, se tiene la sensación de que lo tratan a uno como a un delincuente. Antes del viaje, al rellenar el formulario por internet de la ESTA uno firma virtualmente al menos dos veces que renuncia a todos sus derechos ante un oficial de migraciones (cosa denigrante, por cierto), así que no hay queja que valga. Al fin nos hicieron sentar y después de otro rato deliberando entre tres oficiales, nos llamó y con tono de sanción y de que por esta vez pasaba, nos dejó ir, no sin antes advertirnos que teníamos que abandonar el país a los 90 días del sello de entrada (el primero, el de New York).

Ya entrada la noche llegamos a las coordenadas del sitio donde en teoría se podía acampar, en los alrededores de un pueblo llamado East Otto, y nos encontramos que no había mas que bosque frondoso, por suerte cerca había una casa que parecía habitada, preguntamos y al final la encontramos, era un Bosque Nacional, o sea,otro camino en el bosque con áreas de camping esparcidas. Todo paz y tranquilidad.....



Decidimos que dormiríamos y descansaríamos bien. Incluso hasta pensamos en quedarnos todo el día y volver a pasar la noche en el mismo lugar, pero a media mañana los disparos incesantes desde al menos tres puntos distintos del bosque, y algunos con armas automáticas, nos hicieron cambiar de idea. Así que al mediodía partimos rumbo sur.





Condujimos algunas horas ya en el estado de Pennsilvania alternando carreteras rurales con grandes autopistas, el paisaje todo el tiempo es muy verde, con colinas bajas, granjas de maíz y bosques naturales muy frondosos. Las casas y cabañas, como constante en todo lo que llevamos visto de Estados Unidos, tienen los jardines muy cuidados, el pasto siempre bien cortado y banderas por todos lados.


En las carreteras hay señales de alerta por ciervos, pero no creíamos que fuese un peligro real hasta que vimos a uno bastante grande muerto en el arcén. Esa noche encontramos un camping estatal (llamado Blue Knob State Park), al que llegamos bastante tarde, como las oficinas estaban cerradas y no veíamos muy bien por donde ir, decidimos quedarnos en el parking de la entrada. Por la mañana temprano, los empleados de mantenimiento del parque aparcaron a nuestro lado, pero nadie nos dijo nada, así que nos alistamos y salimos rumbo a Winchester, Virginia.

Al mediodía, nos detuvimos para comer y pedir información en el centro de visitantes de Fort Royal, donde unas señoras de sobrada edad para jubilarse nos explicaron muy bien y nos dieron mapas y pegatinas para la furgo.

Entramos en el Parque Nacional de Shenandoah para hacer la Skyline Drive, una ruta de unos 180km que va por las cumbres de los Apalaches entre los 800 y 1100mts de altura. Toda la ruta tiene muchos miradores y diversos puntos para ir deteniéndose y hacer caminatas o excursiones, nosotros hicimos un par de ellas, y tuvimos la suerte de ver un oso negro muy de cerca en estado salvaje. No es raro ver fauna autóctona por allí, todos los Apalaches están habitados por una gran cantidad de fauna, los mas comunes, osos, ciervos, pavos salvajes, muchos pájaros, ardillas, etc. (a todos estos los vimos). Y una vegetación impresionante de robles, pinos, helechos y enredaderas, muchas flores y mariposas. 




 Para dormir elegimos un camping del parque, ya que no se puede salir del mismo ni acampar fuera de las áreas habilitadas. El sistema que tienen es que uno elije el sitio (que están numerados) se dirige a una caseta donde hay unos pequeños formularios, paga la tarifa, en este caso U$S15, que se introducen en un buzón, se guarda un resguardo y ya está, todo en confianza, nadie controla nada. (sí, claro que pagamos!)


Una vez terminada esta ruta empieza otra que se prolonga por mas de 700km entre los estados de Virginia y Carolina del Norte, también sobre los Apalaches, la Blue Ridge Parkway, que se construyó en los años '30 y es en toda su extensión una legendaria ruta escénica, no toca ningún pueblo, no está permitido ningún vehículo comercial, está casi inhabitada y si bien no tiene la denominación de parque nacional se podría decir que prácticamente lo es. Nosotros la hicimos en su extensión, aunque nos acompañó una niebla casi permanente y largos períodos de lluvia, así que nos tomamos la libertad de salir de ella ocasionalmente y recorrer las rutas paralelas que sí tocan pueblos y pequeñas ciudades, una de ellas Galax, cuna de la música de montaña norteamericana.
Sobre la ruta tienen un museo y un anfiteatro con un escenario donde dan conciertos los fines de semana. Durante los días laborables, de 12 a 16hs hay conciertos informales de artistas locales, tuvimos la ocasión de participar de uno de ellos. Dormimos dos noches sobre la ruta, una en un mirador y la otra en el parking del centro de visitantes en el inicio (fin en nuestro caso) de la ruta del lado de Carolina Del Norte.















La Blue Ridge Parkway termina en otro parque nacional: el de las Great Smoky Mountains, (Las Grandes Montañas Humeantes), los indios Cherokees las bautizaron así por su más que usual niebla en las cimas (y nosotros lo comprobamos). Esta área, aún dentro de los Apalaches fue un importante asentamiento de colonos que aprovecharon los recursos de la zona.





 Los Cherokees aún son dueños de parte de la tierra, y la reserva propiamente dicha es un área de casinos y tiendas de souvenirs bastante decadente. También se conservan ciertas infraestructuras de los antiguos colonos, granjas, templos bautistas, y un molino muy interesante. La vegetación sigue siendo exuberante con árboles que pueden tener entre 100 y 400 años de edad, y la fauna sigue siendo la misma que en el resto de los Apalaches, sumado a ríos preciosos con truchas. 


Por la tarde dejamos definitivamente los Apalaches y pusimos rumbo oeste: Nashville, Tenesse: la capital de la música americana.



8 comentarios:

  1. Pableteeeee!! Me alegra mucho ver que bien os lo montais...increible viaje...que os lo gozeis a tope!! Se te echa de menos por la roca...un abrazaco a los dos de Michelle,Lalo y Leylah!!!Fins aviat...

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    1. Hola Gonzalo, Michelle y Leylah! qué alegria recibir noticias vuestras! gracias por leernos. Espero en cuanto pueda llamarlos por teléfono para charlar un poquito con ustedes, que también se los echa de menos. Un abrazo!!!

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  2. Que bellezaaaaa, mucha suerteee!!!!! bs. Edith

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    1. Gracias, gracias gracias por el aguante! Un abrazo a todos!

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  3. Loving your trip adventure. It is such fun to travel on your shoulder through your posts and pix. Stay safe! xolo Lori Ingwerson

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    1. Thank you for the nice words! we miss you and hope you are in great form. A big hug!!

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  4. Que lindas experiencias!!... Los seguimos paso a paso!!! Un beso enorme para los 2! Romi y David

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    1. Muchas gracias chicos! ya nos veremos y hablaremos en persona, un abrazo grande a todos!

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