Dejamos Boston el 23 de Julio por la
mañana y nos dirigimos hacia el norte por la I-95, la autopista
interestatal gigante y supertransitada por camiones monstruosos que
une la costa este de Estados Unidos desde Florida hasta Canadá.
Nuestro primer destino fue una zona comercial de la ciudad de
Manchester (New Hampshire) para aprovisionarnos de comida, comprar un
depósito extra de gas oil, averiguar si nuestro seguro servía para
Canadá y comprar una tarjeta SIM americana para nuestro teléfono
móvil, que resultó que no servía, por lo que al final compramos
otro muy simple que nos sirva para hablar y enviar mensajes.
Ya estábamos con nuestro viaje a pleno
y librados a nuestra propia suerte. Decidimos que dormiríamos en el
parque estatal de White Mountains cerca de un pueblo llamado Twin
Mountains (siempre en el estado de New Hampshire). Habíamos buscado
sitios para acampar gratis en internet y este estaba sugerido (www.freecampsites.net). En
Estados Unidos es bastante difícil encontrar sitios públicos o
estacionamientos donde pernoctar, ya que la mayoría de los lugares
son privados, incluso sobre las playas o lagos, o bien si la policía
nos encuentra igual podríamos tener algún problema. Luego de
preguntar un poco descubrimos que el sitio estaba en un bosque virgen
donde habían hecho pequeños huecos para acampar, bien señalizados
y con claras instrucciones de no arrojar basura, cómo hacer
fuego..., etc. y ubicados unos 200 a 300 mts. unos de otros. Después
de venir visitando grandes urbes como New York, Boston, etc. poder
dormir en medio de un bosque virgen, completamente solos y con
instrucciones de no dejar comida al alcance de los osos, fue una
experiencia muy buena. El clima había refrescado, ya que había
estado lloviendo durante el día, por lo demás, mosquitos incluidos,
todo muy bien.
A la mañana siguiente, lluvia
mediante, recorrimos parte del parque, sus pueblos y lagos. Al
mediodía partimos con destino el estado de Maine, para poder cruzar
el día siguiente a Canadá.
Nos gustó mucho Maine, que por cierto
habíamos leído bastantes historias contadas por Stephen King
sucedidas por allí. El estado tiene un poco de todo lo que vemos en
películas, muchos bosques, carreteras pequeñas, pueblos
encantadores y, como viene siendo una constante mucho espíritu
patriótico, banderas por todos lados, monumentos a veteranos de
guerra y mucho orgullo americano. Cuando ya se nos estaba por hacer
tarde, y después de preguntar donde podíamos parar a dormir (todos
nos decían, y aún nos siguen diciendo “ vayan al aparcamiento del
Wal Mart”) alguien nos dio la idea de un pequeño sitio en un
bosque junto a un lago. Después de recorrer unos 20km por un camino
de piedra sin encontrar nada y ya con la noche encima, sin querer
cogimos un camino que terminaba en una casa, al vernos en el patio,
la señora de la casa salió a recibirnos, le contamos quienes éramos
y que buscábamos y nos dijo: ah! Porqué no se quedan aquí en el
patio de casa! Otra vez la solidaridad americana, nosotros le dijimos
que si encontrábamos el sitio no importaba, así que la señora sacó
su coche y nos acompañó ella misma, pero antes nos dio una bolsa
con blueberries que cosechó en su casa. Buenísimas, se las comió
todas Malén!
Dormimos otra vez en la naturaleza, al
lado del lago llamado “Concord Pond”. Por la mañana seguimos con
destino a la frontera, paramos en la biblioteca de un pueblo para
conectarnos a internet y por la tarde cruzamos por Calais (Maine,
USA) al estado de New Brunswick en Canadá.
Como ya era bastante tarde nos paramos
en un pueblecito de la costa cerca de Saint John donde había un
camping provincial donde pagamos para dormir, pero también estuvimos
muy a gusto al lado de una playa con una amplitud de marea muy grande
y donde Pablo no más llegar atrapó una langosta, que devolvimos al
agua. Llovió toda la noche y al día siguiente, desayunamos en una
cadena de cafeterías muy famosa en
Canadá que se llama Tim Hortons
con unos vales gentileza de nuestros amigos canadienses Maria y
Michael que nos habían visitado en Mallorca unos meses antes. Desde
allí conseguimos un anfitrión de Couchsurfing para la Isla del
Príncipe Eduardo a la que llegaríamos bastante tarde después de
recorrer los parques y paisajes de New Brunswick.
Las distancias en Canadá son enormes y
aún no nos hacemos una idea exacta mirando sólo los mapas. Al final
y con la lluvia como constante, cruzamos el Puente de la
Confederación, de más de 14km de largo, y llegamos a Charlottetown
en la Isla del Príncipe Eduardo, quizá el punto más al norte en
nuestro viaje.